EL VIEJO CALLAO

De: "MANUEL JESUS LOPEZ GRANADOS" - corrupcionenelbcr@hotmail.com
Fecha: Lun, 9 de Mar, 2009 10:08 am
Asunto: EL VIEJO CALLAO

EL VIEJO CALLAO



En la embarcación de un amigo, surta fuera del puerto del Callao, en esta noche de tinieblas que desplaza al silencio, mi mirada escruta el mar en sombra, y la vida es como este navío que acuna el océano, desarraigado al viento, cuanta patria para ambos en tanto nos columpiemos en sus aguas, y al arribar solo desilusiones, y anclado siempre a destiempo esta el corazón.



Es emocionante nadar solo en la negrura del cielo, soledad, oscuridad y mar, es perfecto, una estrellita miedosa a perdido la ruta, y anda solitaria al garete, ante mis ojos se habré la anchurosa costa, por el norte la línea del Terminal Marítimo, al frente Chucuito, al sur los puntos iluminados del balneario de la Punta, mas allá el pestañeo de una luz en la estación naval de la isla de San Lorenzo.



Y esta noche porteña, en una picantería con sus mesitas vastas, de roborantes sancochados criollos, del rico ceviche mixto, de los camarones y apopléjicos cangrejos de pulpa vaporosa, de calamares de duelo, y de pulpos recalcitrantes, con erizos tonificantes, el caldo de choros y los chilcanos fosfotantes, toda la enjundia culinaria que eclosiona en los perfiles nítidos de la sazón Peruana, sobre el mantel se ven los vasos blasonados con la blanca y roja de los colores patrios, y repunta el color de bilis de la chicha de jora, las cervezas heladitas, las banderillas de los anticuchos, y se toca el rondín del dulce choclo serrano en su punto.



El viejo Callao, con sus encrucijadas casitas de juguete, y sus balcones que parecen que fueran a besarse, calles nocturnas del primer puerto del Pacifico, en que los pasos tienen una voz que llama desdoblado al recuerdo, y pienso sin quererlo, en todo lo que me brindo en mi juventud y parte de la edad adulta, este Callao querido, el Sima, la Marina Mercante, la Compañía Peruana de Vapores, chin pun ….Callao.



Salve seas quien fueres

Salve a ti, cuya blanca vela

Acude palpitando desde ese ancho horizonte

Feliz tu al volver, si tu errante estrella

Te ha hecho amar la costa

Feliz tu, si alguien te espera.