Fecha: Dom, 2 de Dic, 2007 10:24 am
Asunto: UNO DE LOS PLAGIOS DE BRYCE. TEXTOS DE RIVERO Y DE BRYCE
http://www.contexto.org/docs/2007/politica5.html
POTENCIAS SIN PODER
Oswaldo de Rivero
Nueva York.-La situación del mundo en el siglo XXI es paradójica. Se integra globalmente por procesos productivos, corrientes comerciales, flujos financieros, el transporte aéreo, progreso de las telecomunicaciones por satélite e Internet, y a la vez, se fragmenta por el incremento de la desigualdad social, conflictos civiles, étnicos, religiosos, genocidios, terrorismo, delincuencia global, proliferación nuclear, degradación ecológica y cambio climático.
En un mundo fragmentado como el que estamos viendo surgir, ninguna potencia, por más poderosa que sea, podrá unilateralmente poner orden. Estamos, así, frente al comienzo de una suerte de vacío de poder global. Hoy los grandes arsenales nucleares que tienen los Estados Unidos y Rusia y los medianos que tienen, Gran Bretaña, Francia y China han perdido su sentido estratégico debido a que estas turbulencias sociopolíticas y ecológicas globales no se resuelven con disuasión nuclear.
El mundo es hoy caótico. Tenemos conflictos desde los Balcanes hasta el Centro de Asia, pasando por el Cáucaso y el Golfo Pérsico. Esta última región, nada menos que la principal abastecedora de energía del mundo, se desestabiliza con el conflicto en Irak, el surgimiento de un Irán nuclear y el descontento creciente en Arabia Saudita. Además, todos estos conflictos, que envuelven poblaciones musulmanas, se conectan y se inflaman con el conflicto Israelí-palestino. En Africa, se disemina la guerra civil, las hambrunas y los genocidios, mientras que en América Latina, la pobreza no se reduce, colapsa Haití, el conflicto civil colombiano no se abate y surgen fuertes reivindicaciones sociales y étnicas en los países andinos. Finalmente, el terrorismo se globaliza, golpea países del Asia, del Medio Oriente, del Cáucaso, Rusia y Europa, al mismo tiempo que la proliferación de armas nucleares son un hecho en India, Pakistán, Corea del Norte y muy probablemente en Irán. A todo estos conflictos y estallidos de guerras civiles y proliferación nuclear se unen además el terrorismo global y la gran delincuencia transnacional del trafico de drogas, armas y personas.
Frente este mundo caótico y violento la superpotencia norteamericana con sus siete flotas y decenas de bases militares y aéreas por todo el mundo ha probado que no tiene suficiente poder para crear una Pax Americana. En efecto, los insanos actos terroristas del 11 de setiembre del 2001 contra Nueva York y Washington DC han probado que los Estados Unidos son vulnerables a ataques terroristas que son difíciles de disuadir ya que las entidades terroristas no tienen territorio, ni comando supremo y además están compuestas por células inconexas dispersas clandestinamente por todo el globo.
La victoria militar de los Estados Unidos sobre los harapientos y fanáticos Talibanes y las mal equipadas fuerzas armadas de Saddam Hussein, logró derribar los regímenes odiosos de Kabul y Bagdad; pero esta obvia victoria militar no ha resuelto el problema de la amenaza terrorista en el territorio norteamericano. En la llamada "guerra contra el terrorismo" es más fácil derrocar regímenes tiránicos que dar seguridad a los ciudadanos de Nueva York o los Angeles contra futuros atentados terroristas. Además, los cambios de regímenes en Afganistán e Irak tampoco son una garantía de que estos dos países islámicos se conviertan en verdaderas democracias aliadas de los Estados Unidos. Afganistán es hoy un narco-Estado, dominado por señores de la guerra, Irak, no es otra cosa, que una entidad caótica ingobernable. El poder militar de Estados Unidos ha logrado así victorias sin triunfos políticos.
Niall Ferguson, uno de los más ilustres historiadores británicos, profesor de la Universidad de Nueva York, en su reciente y famoso libro "Colossus" afirma con ironía anglosajona, que los Estados Unidos, a diferencia del Imperio Británico, carecen lamentablemente de "Imperial Governance". Ferguson considera que el coloso norteamericano tiene tres déficits estructurales imperiales. El primer déficit es su dependencia del capital extranjero para financiar su sociedad de excesivo consumo y que se refleja hoy en una colosal deuda externa y en un mega-déficit fiscal que esta haciendo perder la confianza en el dólar. El segundo déficit imperial se debe a que las fuerzas armadas norteamericanas formadas por voluntarios, luego de las intervenciones en Afganistán e Irak, están sobre extendidas y no encuentran reemplazos suficientes. Finalmente, el tercer déficit imperial es cultural, y consiste en la poca resistencia de la sociedad norteamericana a intervenciones militares largas y costosas en vidas.
También, otros destacados académicos internacionales como Paul Kennedy y Joseph Nye, consideran que el poder militar de los Estados Unidos no es eficaz para hacer frente a las amenazas del siglo XXI. Según ellos, no se puede hacer frente al terrorismo, a la proliferación nuclear, al narcotráfico, al tráfico de personas, de armas, a los graves problemas ambientales, a la enorme pobreza mundial con portaviones, mísiles crucero, bombas láser y marines. Asimismo, el profesor Samuel Huntington, afirma que hoy la situación del mundo es demasiado complicada para ser controlada por los Estados Unidos como un Sheriff solitario.
Hoy, los Estados Unidos y todas las potencias occidentales democráticas, que son las únicas que tendrían capacidad para poner orden en el mundo, tienen enormes problemas para intervenir militarmente, no por falta de ambición política, sino como consecuencia de un problema de civilización. Sus sociedades de consumo fundadas en la gratificación material instantánea no aceptan sacrificios para enmendar entuertos en regiones pobres y alejadas. A los políticos de las grandes potencias democráticas les es casi imposible vender la idea de que es necesario participar en las "intervenciones humanitarias" de Naciones Unidas. Su electorado no está dispuesto a sacrificar la vida de sus hijos y pagar más impuestos para establecer un nuevo orden mundial. La sola idea de ver a sus soldados regresar en bolsas de plástico aterra a sus Gobiernos, por el castigo que podría tener ello más tarde en las urnas. Como resultado de esta situación, los gobiernos de las grandes potencias occidentales, incluyendo los Estados Unidos, son extremadamente prudentes en embarcarse en las pacificaciones humanitarias de las Naciones Unidas, razón por la cual éstas se están haciendo ahora con tropas de países subdesarrollados mal equipadas.
Hoy las potencias más capaces para poner orden no funcionan y consecuentemente, tampoco funcionan las operaciones de paz de las Naciones Unidas. La respuesta de los Estados Unidos y de las grandes potencias occidentales, ante las violaciones masivas de los derechos humanos, es siempre una combinación de indignación con extrema prudencia que disfraza su falta de poder para intervenir. Esta es la causa principal de la disfunción de las Naciones Unidas, que se ignora o se quiere ignorar, criticándose a la Organización como si ésta fuera, en sí misma, una gran potencia mundial y no el reflejo de las políticas de potencias sin poder. El más reciente ejemplo de este déficit de poder mundial es la inacción de las grandes potencias del Consejo de Seguridad frente al genocidio de Dorfur.
Hoy, si se quiere tener una visión realista del poder mundial, el concepto de la unipolaridad merece ser revisado. Desde el colapso de la Unión Soviética, se ha difundido una imagen, más periodística que real de unos Estados Unidos, omnipotentes, imperiales. En la realidad no ha habido ni omnipotencia ni Imperio, sólo un corto período de unipolaridad que termino con Irak y cuando los Estados Unidos volvieron al Consejo de Seguridad pidiendo apoyo multilateral para aliviar el infierno creado por su ocupación. Más bien, lo que ha existido, como dice Ferguson, ha sido incapacidad imperial para gobernar Afganistán e Irak, y con ello una erosión del poder estratégico global norteamericano debido a la sobre extensión de sus fuerzas armadas voluntarias que no reclutan como antes y al aumento peligroso de su mega déficit fiscal que ha hecho que el dólar se devalúe notablemente. Estos hechos prueban hoy los límites del poder unilateral norteamericano. Con mucha razón, el conocido especialista en seguridad internacional Zbigniew Brzezinski ha dicho: "No confundamos preponderancia con omnipotencia."
Los Estados Unidos sigue siendo una superpotencia pero no es un Imperio y su acción unilateral tiene serios limites, ha quedado probado que no puede actuar como un Sheriff solitario. Entonces, el poder en el mundo no es hoy unipolar. Este hecho, tampoco debe llevarnos a pasar de una utopía unipolar a una utopía multipolar porque, Francia, Alemania, Japón, Rusia, China o la India, ni juntas ni separadas, pueden ejercer un balance multipolar de poder frente a la superpotencia norteamericana. Hoy en vez de unipolaridad o multipolaridad lo que hay es un gran déficit de poder mundial. Hoy las grandes potencias brillan por su impotencia frente a un mundo caótico y fragmentado por la pobreza, el cambio climático, las guerras civiles, el terrorismo, el genocidio, la proliferación nuclear y el tráfico de drogas, personas y armas.
Este déficit de poder mundial nos estaría llevando hacia un era geopolítica nueva, donde el ocaso de los Estados Naciones, incluyendo los más poderosos, impide la emergencia de un mundo unipolar o multipolar, donde lo que comienza lentamente a emerger es una suerte de apolaridad. Es decir, un mundo sin Sheriff y sin balance multipolar de poder, un mundo donde surgen, cada vez más, poderosos actores No-Estatales, enormes conglomerados transnacionales que dominan casi todas las actividades económicas globales; organizaciones delincuenciales transnacionales del terror, la droga, el tráfico de personas y armas; y poderosas organizaciones globales de la sociedad civil que luchan por una globalización sin exclusión social y sin degradación ecológica.
Los limites del poder de los Estados más poderosos y el surgimiento de poderosos actores globales No-Estatales, parecen indicar que estamos entrando a un mundo Apolar, de potencias sin poder, donde la humanidad, después de 400 años, comienza a vivir nuevamente más allá del Estado Nación.
Oswaldo de Rivero
Nueva York abril del 2005
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/html/2007-03-18/alfredobrice.html
El Comecio
Potencias sin poder
Por Alfredo Bryce Echenique, Escritor
Alfredo Bryce Echenique. Ganador del Premio Planeta en el 2002 por "El huerto de mi amada" Exclusivo para el diario El Comercio en el Perú
La situación del mundo actual es paradójica. Se integra globalmente por procesos productivos, corrientes comerciales, flujos financieros, etcétera, y a la vez se fragmenta por el incremento de la desigualdad social, conflictos civiles, religiosos, genocidios, terrorismo, proliferación nuclear y degradación ecológica.
En un mundo roto como el que va surgiendo, ni la más poderosa potencia logrará poner orden. Estamos, así, frente al comienzo de una suerte de vacío de poder global. Hoy, los grandes arsenales nucleares que tienen EE.UU., Rusia y los medianos de Gran Bretaña, Francia y China han perdido su sentido estratégico, pues estas turbulencias sociopolíticas y ecológicas no se resuelven con disuasión nuclear.
Ante el mundo caótico en que vivimos, EE.UU., con sus siete flotas y decenas de bases militares y aéreas por todo el mundo, ha probado que no tiene poder suficiente para crear una 'pax americana'. EE.UU. es vulnerable a ataques terroristas que son difíciles de disuadir, pues los grupos terroristas no tienen territorio y además están compuestos por células dispersas clandestinamente por todo el globo.
La victoria militar de EE.UU. sobre los harapientos talibanes y los mal equipados batallones de Saddam Hussein logró derribar los odiosos regímenes de Kabul y Bagdad, pero no ha resuelto el problema de la amenaza terrorista en territorio americano. En la llamada "guerra contra el mal" es más fácil derrocar regímenes tiránicos que dar seguridad a los ciudadanos de Nueva York o de Los Ángeles contra futuros atentados terroristas y, además, los cambios de regímenes en Iraq y Pakistán tampoco son garantía de que estos países se convertirán en auténticas democracias aliadas de EE.UU. El poder militar estadounidense ha logrado victorias militares pero sin triunfos políticos.
Esto se debe a que el coloso estadounidense tiene tres déficits estructurales imperiales. El primero es su dependencia del capital extranjero para financiar su sociedad de excesivo consumo, que se refleja en una colosal deuda externa y en un megadéficit que está haciendo perder la confianza en el dólar. El segundo déficit se debe a que las Fuerzas Armadas estadounidenses, formadas por voluntarios, están hoy sobreextendidas y no encuentran reemplazos suficientes. El tercero es cultural y consiste en la poca resistencia de la sociedad estadounidense a las intervenciones militares largas y costosas en vidas. Destacados académicos internacionales como Paul Kennedy consideran que el poder militar de EE.UU. no es eficaz para enfrentar las amenazas del siglo XXI, ya que no es posible enfrentar al terrorismo, la proliferación nuclear, el narcotráfico, el tráfico de personas y de armas, los graves problemas ambientales y la enorme pobreza mundial con portaviones, misiles cruceros, bombas láser y marines. En fin, que no se puede controlar la muy complicada situación del mundo actual como un 'sheriff' solitario.
Hoy EE.UU. y las potencias occidentales democráticas, que son las únicas que tendrían capacidad de poner orden en el mundo, tienen enormes problemas para intervenir militarmente. Sus sociedades de consumo, basadas en la idea de la gratificación material inmediata, no aceptan sacrificios para resolver problemas en regiones pobres y alejadas. A los políticos de las grandes potencias democráticas les es casi imposible vender la idea de que es necesario participar en las 'intervenciones humanitarias' de la ONU. Su electorado no está dispuesto a sacrificar la vida de sus hijos y a pagar más impuestos para establecer un nuevo orden mundial. La sola idea de ver a sus soldados regresar en bolsas de plástico aterra a sus gobiernos, por el castigo electoral que ello podría significarles. Actualmente, la respuesta de EE.UU. y de las potencias occidentales ante las violaciones masivas de los derechos humanos, por ejemplo, es una mezcla de indignación con extrema prudencia, que disfraza su falta de poder para intervenir.
Estados Unidos sigue siendo una superpotencia pero no es un imperio, y su acción unilateral tiene serios límites, aunque este hecho tampoco debe llevarnos a pasar de una utopía unipolar a una multipolar, porque Francia, Alemania, Japón, China o la India, ni juntas ni separadas, pueden ejercer un balance multipolar de poder frente a la potencia americana. Hoy, en vez de unipolaridad o multipolaridad, lo que hay es un déficit de poder mundial. Las grandes potencias son impotentes ante un mundo caótico y fragmentado por la pobreza, el cambio climático, las guerras civiles, el terrorismo, el genocidio, la proliferación nuclear y el tráfico de armas, drogas y personas.
rosa delfina
Fuente
RPP Noticias
Investigan a escritor Alfredo Bryce de presunto plagio de seis artículos
jueves, 29 de noviembre , 2007 - 04:58:28
La estatal oficina de derecho del autor investigará al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique de presuntos plagios de seis artículos publicados en un diario de Lima, informó la institución en una nota de prensa.
El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y la Propiedad Intelectual (Indecopi) informó que "inició un procedimiento de oficio contra el escritor Alfredo Bryce Echenique porque presuntamente habría plagiado diversos artículos publicados en un diario de circulación nacional".
Indecopi señaló que entre los artículos presuntamente plagiados se encuentra "Potencias sin poder" del embajador peruano Oswaldo Rivero.
Los artículos fueron publicados en diferentes fechas, en los que se señalaba que eran del autor de "Un Mundo para Julius".
Bryce Echenique deberá presentar sus descargos en un plazo de cinco días útiles, desde que fue notificado.
Este plazo vence este 29 de noviembre.
Según la Ley de Derecho de Autor, el plagio podría ser sancionado con penas que van desde una amonestación hasta multas de 180 Unidades Impositivas Tributarias, que equivalen a 621 mil soles (unos 203.000 dólares).
Indecopi en octubre de este año declaró improcedente la denuncia de plagio contra Bryce, presentada en el 2006 por el historiador peruano Herbert Morote.
Morote denunció al escritor por el supuesto plagio de partes de su entonces libro inédito "Pero, ¿tiene el Perú salvación?", en un artículo que Bryce publicó en el diario local.
EFE
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