De: Alvaro Arnoldo Araya Alpízar - alaral@ice.co.cr
Fecha: Dom, 23 de Sep, 2007 11:13 pm
Asunto: ¡Qué la renuncia del Señor Casas, no nos llame a engaños! TLC CASO COSTARRICENSE
¡Qué la renuncia del Señor Casas, no nos llame a engaños!
Argumentación a partir de ideas esbozadas por Gaston Pardo, en “El terror y el poder”
Por Alvaro Arnoldo Araya Alpízar
Sin lugar a dudas, la renuncia de Kevin Casas, como Vicepresidente de la República, pone al descubierto la existencia de responsabilidades superiores en la planificación y desarrollo del Plan establecido en el memorandum Casas-Sánchez. Todo en el memorandum está concebido y organizado, para perseguir y alcanzar la supremacía del interés particular sobre el general, los negocios y las ganancias sobre la dignidad de las personas, todo ocultando a los “beneficiados con el TLC”, detrás de imágenes de trabajadores y pequeños empresarios.
De la renuncia de Kevin Casas, es importante rescatar que la estrategia propuesta y ejecutada hasta el día de hoy, como forma de hacer política, no es nueva. Y en consecuencia, no es un invento de los Arias, y su equipo de la planificación propagandística Casas-Sánchez, puesto que ya en 1975, en “plena guerra fría” George W. Breslauer y Alexander Dallin, publicaron las ideas centrales del Plan en el libro El terror en la política. En aquellos años, como ahora, se invocaba la emoción antes que la razón. La razón dejó de ser un antídoto contra la demagogia, el populismo y la corrupción misma porque lo importaba era la defensa de la democracia y sus instituciones. En aquellos años, muchos gobernantes, inclusive se atrevieron a reescribir la historia Patria con su propia visión democrática, borrando a todo hombre y mujer que por sus virtudes y pensamiento cuestionara su palabra y acción. Por eso, no es de extrañar que en la propaganda oficial de los Arias, al convocar al Referendum, se eliminen de un tirón los nombres del General Cañas, Juanito Mora y Juan Santamaría.
En esa época, como hoy en la Costa Rica del Plan Casas-Sánchez, en los Estados gobernados por Partidos Derechistas y Dictadores de igual fuelle, se justificó de una y otra forma el uso arbitrario del poder, la coerción contra individuos y grupos, e inclusive la necesidad de eliminar a personas, por su pensamiento ideológico. El comunismo se presentaba, como una enorme amenaza, y en consecuencia era “permitido a los medios oficiales”, al igual que hoy en Costa Rica, mentir, confabular y simular situaciones, con el objetivo de “garantizar la sumisión y la obediencia de los ciudadanos ante las directrices de los y las gobernantes”.
El fraude a la democracia del Señor Casas no tiene forma de remediarse. El hecho de que el Partido Gobernante se reserve el derecho de uso de los recursos públicos en un proceso electoral, y que para lograrlo, se confabule contra la institucionalidad misma, a la vez que se mete miedo y terror frente a “las supuestas amenazas externas”, antes que participar en la discusión de las ideas, hace pensar que detrás del memorandum existen personas e intereses superiores. El empleo hoy a gran escala de comceptos comunes relacionados con los intereses, aspiraciones y necesidades de la gente, como "forma de dar por terminada la discusión sobre el memorandum", sin reconocer referencias de hechos conocidos que prueban lo planificado, sin mencionar decisiones de instituciones responsables (tal y como la hacen los Obispos de la Iglesia Católica), comprueban una vez más que se trata de confundir a la gente más sencilla con reacciones y propaganda emotiva, al igual que lo han hecho al tratar de ganar el voto a favor del TLC. Todo esto, pone al descubierto el deseo de las y los gobernantes, y sus incondicionales, de convertir a la gente; a todo el pueblo en un receptor pasivo del poder del conocimiento y la verdad de los gobernantes; como si la lucha por el tipo de país que queremos fuese una cuestión de fé o no fé en ellos. En el contexto que nos ocupa, Gaston Pardo, en “El terror y el poder”, resume la posibilidad real de los y las gobernantes de aplicar el siguiente esquema de sanciones para lograr sus objetivos, con miedo y cizaña incluidos:
- la fuerza normativa, considerada fuerza positiva o simbólica, ordinariamente identificada con la persuasión, tiene su apoyo en la actividad educativa;
- la fuerza material apoyada en la seguridad social, los salarios y las recompensas,
- y la fuerza coercitiva estrictamente hablando cuyo funcionamiento está basado en las multas, los castigos y la vigilancia policiaca.
El Plan Casas-Sanchez hizo que el miedo y la cizaña fueran y sean guía, la mentira la norma, y la confabulación algo cotidiano, para enfrentar los retos de la oposición política, tanto es así que el fraude a la democracia y sus instituciones se manifiesta con la persuasión que hacen los Antillón a los medios, para que se acepte, como correspondiente a la democracia el uso de la “la fuerza material apoyada en la seguridad social, los salarios y las recompensas”, como estrategia de los empresarios, para motivar la voluntad del voto en las urnas. Por eso, no es de extrañar, que el hoy renunciante a la Vicepresidencia, señor Casas recomendara a los Arias utilizar la agenda social de gobierno, subiendo los decibeles y la presencia mediática, o meter miedo con la pérdida del empleo.
Todo se resume en terror al servicio del poder. Terror para que no se acepten ideas diferentes. Terror para que se acepte, como democrático, la quiebra de la voluntad del voto por salarios y recompensas.
La renuncia del Señor Casas hace pensar hoy, que la estrategia de miedo y la cizaña, no resultó eficiente, ya que no valoraron los límites entre la persuasión democrática, y el terror impuesto, mismo que sirvió como aliciente, para cuestionar los otros mecanismos de coerción descritos. Los Arias, hoy desmoralizados, no contaron con la buena voluntad, inteligencia crítica y creativa, independencia de juicio, de patriotas comprometidos con el destino nacional, más allá de las etiquetas ideológicas. Hoy ellos, no entienden, como tantos y tantas costarricenses se han comprometido en descubrir y desenmarañar la dinámica sociopolítica de los grupos de poder costarricense.
Así las cosas, el Señor Casas puede renunciar mil veces, como mil veces puede renunciar el Señor Sánchez, pero el fraude realizado a la democracia y sus instituciones no lo podrán corregir, tanto es así que su estrategia se implementa, sin que se dé cabida a ninguna corrección, o cambio de rumbo de la campaña del Sí. Se trata de moldear las actitudes y las respuestas de la gente "con la fuerza material apoyada en la seguridad social, los salarios y las recompensas", así como con programas carnavalezcos, o con discursos dictatoriales, hacia una aceptación acrítica, pasiva y obediente de los mandatos presidenciales … El ejemplo de la actividad del Sí, en Pavas, es típico, así como lo ocurrido en Cartago, con motivo de los actos de celebración de la Independencia Patria. Tanto es así que Rodrigo Arias hace público su malestar porque un “grupo de estudiantes” se atrevieron a gritar, criticar y en fin protestar contra el TLC, aprovechando la presencia de su hermano en los Actos del 14 de Setiembre, en Cartago. Pareciera que para los Arias, el hecho es impropio de la democracia.
En este contexto, la renuncia del Señor Casas y las reacciones de los miembros de la Coalición del Sí evidencian su necesidad social de homogenizar las mentiras en torno a la "pérdida de empleos", la "amenaza externa a la democracia" y todo las otras simulaciones propagandísticas, para impactar a "gente sencilla", tratando de crear una especie de culto por la uniformidad "en honor al Divino Emperador de la Verdad". Por tanto, es facil explicar como los temores y las lealtades actúan, como supletorios, de la libertad, la iniciativa y la creatividad individual en el Sí. Y de igual manera, es difícil explicarles y hacerles entender con razones, como en la aplicación del Plan Casas-Sánchez, se comete fraude al simular la participación de ministros y ejecutivos de instituciones estatales en empresas privadas, para hacer proselitismo a favor del Sí, al utilizar recursos públicos.
En consecuencia, la renuncia del Señor Casas no debe limitarnos a la observancia de los autores del Plan, sino de los destinatarios y amos del Poder, los Arias; principales responsables de su ejecución. Ellos, tal y como sugiere el memorandum en cuestión, convierten a los opositores en el equivalente a violencia y deslealtad con la democracia, o establecen conexiones impropias en el proceso de referéndum utilizando palabras comunes para fenómenos complejos, para impactar a la gente más sencilla (por ejemplo).
Por todo ello, Costa Rica hoy es una “democracia convertida en dictadura” donde el miedo y la cizaña son guía, la mentira la norma, y la confabulación contra la institucionalidad realidad cotidiana. Por más que se trate de ocultar, tanto el Diputado Fernando Sánchez, coautor del Plan, como el Señor Presidente de la República Oscar Arias y el Señor Ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias, destinatarios de la propuesta Casas-Sánchez y pioneros en la orientación del plan de acción en desarrollo, día a día, deben de asumir sus responsabilidades, y cuanto menos renunciar a su puesto en el primero de los casos, y los segundos, como promotores y voceros del TLC.¡Qué la renuncia del Señor Casas, no nos llame a engaños!
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