viernes, 14 de diciembre de 2007

Carlos Angulo: EL EMPATE TECNICO EN VENEZUELA

De: joo cesar - jocajoo1@yahoo.es
Fecha: Mié, 12 de Dic, 2007 9:48 am
Asunto: Carlos Angulo: EL EMPATE TECNICO EN VENEZUELA

Coletillas al Margen
El empate técnico en Venezuela
Carlos Angulo Rivas
Hablar de la derrota del SI a los cambios constitucionales propuestos por el presidente Hugo Chávez es una palabra muy grande. Mejor vamos a hablar de un empate técnico, única lectura para los resultados de una victoria contaminada y viciada. Empate técnico logrado por los grupos de la oligarquía venezolana y afines. en el referendo del dos de diciembre último, que simplemente significa un revés intrascendente en la marcha de la revolución bolivariana. Un descuido del cual las fuerzas revolucionarias por el cambio deberán aprender mucho porque la revolución, no sólo en Venezuela sino en América Latina, está en juego. El líder bolivariano anunció desde siempre, como una reafirmación de la institucionalidad constitucional, aceptar estos resultados sean los que fueren y así sucedió para desencanto de quienes sin argumentos válidos anunciaban un fraude, por sí y ante sí, como parte de los dictados de la CIA y sus secuaces de la media empresarial y la TV nacional e internacional, de ahí precisamente la deshonra de la paupérrima victoria obtenida.
De esta suerte la actitud honesta y valiente el presidente Chávez de reconocer el triunfo del NO dejó sin piso a la campaña de mentiras, calumnias elaboradas y guerra sucia financiada jugosamente por la derecha despojada del poder (políticos inmorales, terratenientes, financistas, importadores, exportadores, dueños de grandes emporios productivos y comerciales, sindicalistas amarillos y corruptos de toda laya) y el imperialismo norteamericano, quienes conjuntamente llegaron a instaurar un increíble libertinaje de prensa a través de actos de provocación inadmisibles en la propia democracia neoliberal que admiten representar y proponer. Hicieron de las suyas como se dice, grotescamente; además, bajo el descaro de difundir la consigna "no hay libertad de prensa hoy en Venezuela" y todo ello frente a un gobierno demasiado generoso y tolerante.
Como enemigos declarados de la revolución, de los pobres y los marginados, los grupos empresariales oligárquicos protagonizaron a vista y paciencia del gobierno una campaña de alarmismo desenfrenado creando dudas y zozobra en la población al extremo de afirmar que el Estado socialista iba a arrebatar a los recién nacidos de los brazos de sus padres; y la Iglesia Católica, por su parte, lo hizo abrumando a los fieles acerca del comunismo ateo y de la condenación de las almas en los infiernos si apoyaban las reformas constitucionales propuestas por el presidente Hugo Chávez y la Asamblea Nacional. Todo aquello, tal como se conoce a la derecha recalcitrante, era de esperarse y no llama a sorpresa. ¿Como podría sorprendernos la actuación de quienes tienen muy clara la tarea de destruir el proceso bolivariano desde adentro y desde afuera, con la única finalidad de recuperar el poder perdido y reconstituir el viejo Estado podrido, oligárquico y excluyente? Por supuesto, no debe ni puede haber sorpresa y menos llamarnos la atención a las fuerzas bolivarianas comprometidas por el cambio; más bien, por el contrario, llama la atención que estas fuerzas no hayan sabido contrarrestar las campañas de desinformación y embustes mayúsculos; en consecuencia nos llama la atención la desidia de los cuadros revolucionarios al no instar al voto en uno de los momentos decisivos de la transformación hacia un Estado socialista de democracia participativa y poder popular, donde contradictoriamente a la aspiración de ese objetivo faltó la participación masiva. Aquí la apatía hacia el voto, la llamada abstención de vastos sectores populares, los que le dieron la mayoría absoluta al presidente Hugo Chávez apenas un año atrás, tiene una sola explicación: la ausencia de educación política en las masas por exceso de confianza en el arrastre electoral del líder. Pues tanto en el referendo revocatorio como en las elecciones del ano pasado, a diferencia de la votación reciente de las enmiendas constitucionales, estaba en juego la permanencia de Hugo Chávez al frente del gobierno y de la revolución bolivariana.
En este sentido el trabajo político con los sectores populares marginales es imprescindible y urgente, mas aún si lo sabemos chavista pero confundido entre dos corrientes dentro de la propia revolución bolivariana: los revolucionarios (mayoría) y los reformistas (minoría) de la cual felizmente se han desprendido los socialdemócratas de Podemos y el general retirado Raúl Baduel, desertor inspirado por el analista alemán Heinz Dieterich proponiendo un centro político en beneficio de la oligarquía y la conciliación con ella y, por intermediación, con el imperialismo norteamericano y sus secuaces. En este reto está la cuestión fundamental para superar el revés sufrido por tan pocos votos de diferencia que, si hubieran sido a favor del SI, creaba un problema mayor debido a la complejidad del proceso revolucionario donde se necesitan victorias contundentes y reafirmativas del camino escogido, sobre todo frente a una reforma constitucional tan profunda como la propuesta en Venezuela camino al socialismo.
El revés temporal experimentado no significa un rechazo al presidente Hugo Chávez, ni a su política ni a sus propósitos de liberación nacional y social, por el contrario la participación antagónica de quienes fueron a votar define la lucha estratégica de la mejor manera. En primer lugar porque los votantes a favor de la reforma constitucional son la vanguardia del proceso y las bases definidas, con una fuerza militante única y consistente de cuatro millones cuatrocientos mil miembros a favor del socialismo, frente a una derecha oligárquica sosa y dispersa en varios partidos caducos, es decir, sin liderazgo ni proyecto político ni programa que no sea la regresión al viejo Estado; además cuya base de unidad es la ojeriza y el odio irracional contra el presidente Hugo Chávez. En buen castellano existe una hegemonía de las fuerzas sociales por el cambio, muy cercana y compañera de los tres millones de ciudadanos simpatizantes del chavismo que optaron por la abstinencia como una forma de participar ante la falta de claridad ideológica. Hegemonía social que ha de mantenerse, ya que la experiencia de la consulta popular ha servido para el fortalecimiento de las instituciones constitucionales a pesar de las campanas masivas de destrucción y sabotaje tangible.
Los nueve años de gobierno del presidente Hugo Chávez en la larga marcha hacia el socialismo, reconociendo y de cierta manera acatando y permitiendo los métodos burgueses tradicionales de las calumnias divulgadas por la prensa y la TV empresariales, los sabotajes a la producción y al abastecimiento de los alimentos y artículos de primera necesidad e inclusive los asesinatos políticos de dirigentes revolucionarios de la clase trabajadora y campesina, son apenas el comienzo de una lucha mucho mayor e inhumana a propuesta de los enemigos del cambio político y social. Ellos persistirán en la lucha por todos los medios a su alcance debido a su odio de clase y poder económico, con la clara conciencia de arrebatar el poder conquistado por los bolivarianos. Desgraciadamente, en estos momentos de lucha los sectores marginales y los poco politizados no se dan cuenta de la dimensión de la tarea entre manos y por ello actúan más por instinto que por conciencia. Y si bien están con el presidente Chávez no entienden la necesidad de cerrar filas de una vez por todas para llegar al final del objetivo común de la patria socialista, donde los sectores oligárquicos no tendrán cabida, pues estos no tienen concepto de nación, ni de soberanía, ni de democracia ni de libertad ni de igualdad y mucho menos de poder popular. Además, la actuación de estas fuerzas retardatarias se caracteriza por la dominación absoluta, el sometimiento y la explotación de los pobres a través de los regimenes de exclusión y marginación ya habidos en la historia de Venezuela.
Es cierto que muchos factores se han juntado en relación al referendo de la reforma constitucional como son: el sabotaje de la derecha produciendo la escasez de alimentos y el malestar; la inacción de los gobernadores y alcaldes supuestamente chavistas con la mentalidad del viejo Estado cuidando sus puestos y privilegios; la labor silenciosa de los quinta columna e infiltrados en el movimiento bolivariano; los limites de la lucha electoral y la movilización callejera de los jóvenes acomodados financiados por USAID; la agitación de los enemigos de la revolución en torno a problemas todavía no resueltos de vivienda, empleo o mejores condiciones de vida en general como si la oligarquía y sus esbirros tuvieran la solución inmediata a lo que nunca resolvieron en largos años en el poder; la burocracia servil de los regimenes anteriores y su ineficacia en el aparato del Estado; la falta de resolución en temas económicos de envergadura como son las nacionalizaciones y el control de los mecanismos de producción y mercado; y el tema de la reelección indefinida presentada como la eternización en el poder de un "dictador" o "autócrata," cuando dicha legislación existe en países europeos avanzados como Inglaterra (la señora Margaret Thatcher se retiró después de tres elecciones totalizando 13 años en el poder) como en Alemania (Konrad Adenauer, el hombre del "milagro alemán" fue reelegido múltiples veces desde 1949 hasta 1963, 14 años en el poder) en Francia (Charles de Gaulle fue reelegido sucesivamente entre 1958 y 1969 manteniendo su oposición a la hegemonía norteamericana en la OTAN y renunció luego del mayo francés) en España (Felipe González gobernó 14 años reelegido hasta perder frente a José Maria Aznar en 1996).
Sin embargo, en este contexto de factores negativos manipulados por la jauría de la derecha, habiendo asimilando en su seno a los reformistas de Podemos, Baduel y a todas las ONGs financiadas con fondos de las fundaciones norteamericanas y europeas, la democracia participativa, como el ejercicio de la consulta popular permanente, ha salido triunfante. Y ahora de lo que se trata es el seguir trabajando en la dirección de educar a la población en las ideas del socialismo hasta vencer todos los temores, las dudas, los recelos y las vacilaciones. Y si "por ahora" hubo un revés porque los enemigos declarados del proceso bolivariano hicieron su trabajo montando una atroz campaña de argucias y falsedades, los revolucionarios que mantienen la hegemonía social deberán explicar y convencer acerca el camino hacia el socialismo como la única forma de satisfacer las necesidades materiales y espirituales de cualquier nación del mundo semi-colonizada y explotada. Entendamos que el revés sufrido es un alto en el camino, los dos pasos tácticos atrás para dar uno adelante, como señalara Lenin, o sea el salto cualitativo dialéctico de la revolución social transformadora, con la finalidad de alcanzar la igualdad, la democracia participativa, la dignidad de las personas y la soberanía nacional.

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