De: joo cesar - jocajoo1@yahoo.es
Fecha: Sáb, 10 de Nov, 2007 8:59 pm
Asunto: Carlos ANGULO: Venezuela: EL PELIGROSO HEINZ DIETERICH
Carlos Angulo Rivas - rodelu.net 10 de noviembre de 2007
Coletillas al Margen
Venezuela: el peligroso Heinz Dieterich
Heinz Dieterich
Los latinoamericanos de corazón no podemos estar fuera de los acontecimientos, día a día, del proceso revolucionario bolivariano conducido por el comandante Hugo Chávez, como antes estuvimos y aún estamos al pie de los enormes logros de la revolución cubana y su consolidación histórica. En esta vigilia comprometida, quienes tenemos algo que decir o algo que observar, incluimos la obligación de aclarar los contrabandos ideológicos presentados a manera de ayuda al proceso histórico que paulatinamente va separando, por decantación natural o forzada, la paja del trigo. Veamos el asunto que se presenta ahora en su verdadera dimensión.
Carlos Angulo Rivas
A raíz de la proclama pública, en absoluto nada inocente, del ex General en Jefe y Ministro de Defensa venezolano, Raúl Isaías Baduel, de votar en contra de la reforma constitucional propuesta por el Presidente Hugo Chávez, algunos pretenden montar una oposición un tanto más amplia con la intención de ganar el centro del espectro político venezolano, inexistente por ahora, aunque de posible creación con esta salida de un ex-militar que estuvo cercano o perteneció al entorno del comando de la revolución.
Pero todos sabemos que la creación de un “centro” político en una sociedad polarizada por las reformas constitucionales revolucionarias y los logros sociales en educación, salud, alimentación, vivienda, bienestar y protección a los más pobres, conduce a futuro inmediato a una alianza con la derecha, los sectores medios reaccionarios y la oligarquía derrotada. Todos sabemos que en una sociedad polarizada por la revolución, inclusive, por la intervención norteamericana para destruirla por cualquier medio, el “centro” político desaparece y una forzada creación de este espacio es simplemente el intento de cambiar la forma de presentación de la propia derecha, la oligarquía y el conservadurismo reaccionario. Como se dice, en el proceso de edificación de una sociedad distinta, opuesta a la anterior y donde reine la justicia social, no puede haber medias tintas y menos medias verdades. Y para no pasar por intolerantes, sectarios o intransigentes, recurriremos a San Ignacio de Loyola cuando afirma “en una fortaleza hostigada y sitiada, cualquier disidencia es una traición.” En efecto, el llamado del general Baduel para votar en contra de la reforma constitucional, votar NO, constituye una conspiración contrarrevolucionaria, un intento de debilitar el frente político del presidente Hugo Chávez y la revolución bolivariana, la misma que ya trasciende las fronteras de su propio país; constituye, pues, una felonía inaceptable destacada, no sé por qué, por el analista alemán Heinz Dieterich en su artículo “La ruptura Chávez-Baduel: impedir el colapso del proyecto popular.” Sí, destacada, a más no poder, por el mismo Dieterich, quien se decía y proclamaba asesor del gobierno venezolano y del socialismo del siglo XXI.
No cabe la menor duda que, de forma bastante sutil, el analista alemán Heinz Dieterich se embarca en la oposición a la revolución bolivariana, luego de haberla ponderado a su propio estilo y tal vez con su propio proyecto político-filosófico de un socialismo sin socialismo legítimo y fidedigno. Y pasa, de este modo, a la oposición disimulada, por ahora, cuando su hombre de confianza en el proyecto, el general Raúl Isaías Baduel, sale de su invierno voluntario a despotricar contra el presidente Hugo Chávez.
El uso de verdades a medias, del falso razonamiento con la finalidad de inducir a conclusiones engañosas e ilusas o sea al sofisma, combatido desde la época de los filósofos griegos, Sócrates los impugnó duramente, escuela de los conciliadores de hoy, se presenta con la ambigüedad característica en la palabra escrita de Heinz Dieterich, quien nos quiere sermonear con la necesidad de la unidad entre Chávez y Baduel o, de lo contrario, sobreviene el colapso del proyecto popular. La declaración de Baduel “ha sacudido el orden nacional que parecía estable” dice Dieterich y agrega: “ha abierto una fase de incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto popular venezolano y la integración bolivariana de América Latina.”
Por favor, Baduel se quedó en el camino, tuvo una buena actuación, magnífica digamos, defendiendo el orden constitucional contra el golpe militar promovido y financiado por la Casa Blanca y la CIA en abril del 2002, continuó con el gobierno hasta salir del ministerio de Defensa en julio del 2007 por ambiciones personales o indefiniciones ideológicas, alimentadas suponemos por infiltrados conspirativos; y en ese entonces declaró: “me retiro un tiempo de la vida pública para trabajar mi finca y reflexionar sobre mi futuro como hombre público.” Como se observa las intenciones del general eran claras, buscaba su oportunidad fuera del proceso bolivariano, luego de sus “reflexiones” que inocentemente, según Dieterich, encontró (muy pronto) cuando en su artículo nos menciona: “El lunes 5 de noviembre, esa fase de meditación terminó con la dramática irrupción pública en el debate de la reforma constitucional.” ¿No se ha preguntado el agudo analista Dieterich a quién favorecía la irrupción pública de Baduel? Claro que no, pues la defensa de Dieterich al general Baduel es incondicional. Por tanto continúa: “Las acusaciones de que Baduel se ha vendido a la extrema derecha, que su anticomunismo le ha ganado o que es un traidor, no llevan al meollo del problema. Desde que fue Comandante de la 42 Brigada de Infantería de Paracaidistas, ha habido muchos intentos de sobornarlo y varias conspiraciones para asesinarlo y no ha claudicado ante ninguna. Es un hombre que actúa por convicciones, no por conveniencias y es por eso, que se enfrentó al golpe del 11 de abril, pese a que los golpistas lo trataron de sobornar para que colaborara.”
Ciertamente, nadie en su sano juicio revolucionario critica la conducta del general Baduel en las circunstancias descritas. Pero todo aquello no es suficiente para justificar su comportamiento actual de abogar por el NO, a sabiendas de los intereses fundamentales en juego. Allí se equivoca Dieterich cuando confirma una posición de embrollador contrarrevolucionario refiriéndose a la proclama de Baduel en los siguientes términos: “escogió el momento y el terreno que garantizara el máximo efecto del golpe de sorpresa que iniciara su carrera política del futuro. Parte del efecto consistió en que unos 18 días antes todavía había apoyado públicamente la reforma constitucional.”
No fue sobornado, no fue tentado políticamente, no tenía ambiciones ni conveniencias, sin embargo, según Dieterich celebra, el general tiene una agenda, una “carrera política del futuro” ¿qué pasó entonces? ¿cambió en los últimos 18 días, del apoyo a la reforma constitucional y el voto por el SÍ, a la desestabilización de la revolución bolivariana? ¿tan firmes eran las “convicciones” del general Baduel.? No, señor Heinz Dieterich, como usted afirma a lo largo de su escrito, el general Baduel tiene otro proyecto político reconocido y alentado por usted mismo en las siguientes palabras: “Careciendo de una organización nacional y de fondos adecuados para iniciar una campaña política nacional, el general convirtió la creciente controversia sobre los contenidos y procedimientos de la reforma constitucional en lo, que en términos militares, es la reserva estratégica de un beligerante: una fuerza preorganizada en stand bye, para fines ofensivos o defensivos eventuales. En la dramática situación del lunes, después de las manifestaciones en pro y contra de la reforma, una declaración del tipo que hizo, le daría de inmediato un foro mundial mediático y, dentro de Venezuela, un liderazgo en el centro político, que el país ahora no tiene.” “La declaración del General significa, como es obvio, la ruptura abierta con el Presidente y el proyecto bolivariano, que el mandatario está configurando desde 2003 a la fecha. El momento escogido puede parecer brutal, porque inicia una "guerra" sin cuartel al estilo de Bolívar.”
¿Así que al estilo de Bolivar? ¿Considera usted, señor Dieterich, un cínico contrarrevolucionario al libertador Simón Bolivar? La verdad es que no lo entiendo, ¿a quién defiende Usted cuando le otorga a Baduel un “foro mundial mediático” y otro en Venezuela? ¿Quiénes manejan la media informativa y con cuáles intereses? En primer lugar, amigo Dieterich, la revolución bolivariana, en el momento actual, no necesita un “centro” político sino una reafirmación del camino emprendido, una consolidación del avance del cambio de estructuras jurídicas y políticas. No necesita de una alianza de apertura con las fuerzas de la oligarquía y el imperialismo con las cuales tendría que concertar ese “centro” que usted recomienda, para como dice: “evitar ese futuro incierto e impedir que la derecha y el imperialismo puedan hacerse con el poder en Venezuela, será necesario que Chávez y Baduel lleguen a un acuerdo negociado que sea base en una alianza estratégica entre el Centro político del país y el Bolivarianismo.” Observando detenidamente momentos y circunstancias, tal recomendación sería como si el comandante en jefe, Fidel Castro, le hubiera hecho concesiones de acercamiento y concertación al “centro” representado por el contrarrevolucionario Hubert Matos de Camaguey antes de la invasión a playas Girón, por el solo hecho de haber sido uno de los comandantes del ejército rebelde contra Fulgencio Batista.
La batalla decisiva es fomentar y votar por el SÍ a la reforma constitucional venezolana, a pesar de las valoraciones especulativas de este analista alemán, claramente inspirador y soporte del general Baduel, buscando un proyecto distinto a lo ya avanzado por revolución bolivariana y sus características fundamentales dirigidas a la integración latinoamericana, en virtud de que los pueblos tienen la necesidad ineludible de defenderse de la agresión cada vez mayor del imperialismo norteamericano en lo político, militar y económico. Baduel con su declaración escogió su camino definitivo, pretende reforzar a las fuerzas fascistas y contrarrevolucionarias del NO; pretende ganar un espacio político propio de elementos moderados, el llamado “centro,” que ya hace un buen rato vota por la concertación con la oligarquía desplazada; ojala no más no se convierta en el Hubert Matos venezolano, aquel ex guerrillero convertido en terrorista internacional financiado por la CIA. Francamente, sólo un arrepentimiento total y absoluto, un “mea culpa” público y sincero de Baduel, podría reconstruirlo como hombre bolivariano. Y desde esta columna le decimos a Dieterich que las especulaciones tendenciosas crean, en los no advertidos, las situaciones caóticas que él recomienda evitar para salvar la revolución bolivariana y el compromiso que ella tiene con los pueblos latinoamericanos.
10 de noviembre de 2007
Carlos Angulo Rivas
reppam@mountaincable.net
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