De: Dony Callupe - dony_cl@yahoo.es
Fecha: Lun, 21 de Ene, 2008 6:11 pm
Asunto: UNA JUVENTUD DESESPERADA: Entre la violencia, depresión y suicidio
UNA JUVENTUD DESESPERADA
Entre la violencia, depresión y suicidio
Lic. Dony A. Callupe Laureano[1]
donycl@hotmail.com
Los jóvenes y los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas sobre sí mismos, presión para lograr el éxito, inquietudes financieras y otros miedos mientras van creciendo.
La juventud viene a representar el puente evolutivo entre la adolescencia y la edad adulta. Desde la adolescencia son comunes las alteraciones de la conducta, el mal humor, las dificultades de la vida diaria, los conflictos y las peleas con la familia, provocando ansiedad, depresión hasta llegar en muchas ocasiones a una tentativa de suicidio. El suicidio data desde que el hombre es hombre. Los mayas consideraban que los suicidas iban directamente al cielo tras su muerte. Los romanos tenían muy poco respeto por la vida, y contemplaban el suicidio de una forma neutral e incluso positiva. La iglesia cristiana tiene gran respeto a la vida como un don de Dios, y prohíbe estrictamente ponerle fin a la vida.
A principios del siglo veinte surgen dos teorías del suicidio, una la de Emilio Durkheim desde el punto de vista sociológico y la otra de Sigmund Freud quien estudió los aspectos psicológicos. Durkheim, contempla dos teorías, la primera el suicidio no es frecuente en una sociedad integrada, la segunda el suicidio está asociado al cambio de valores de la sociedad en particular. Freud desarrolló una teoría psicológica que basa la conducta en el inconsciente del hombre; su hipótesis plantea que el individuo suicida vuelca sobre sí su ira inconsciente, no expresada hacia una persona amada.
El suicidio psicodinámicamente es considerado como asesinato, las razones son: un dolor psíquico intolerable del cual se desea escapar, necesidades psicológicas frustradas tales como seguridad, confianza y logros, un impulso súbito de odio a sí mismo en un marco de una autoevaluación negativa, con auto-rechazo, desvaloración, culpa, humillación, sensación de impotencia, desesperación y desamparo. Mannierger sugirió que existen tres fuerzas destructoras: el deseo de matar, el deseo de ser matado y el deseo de morir. Otras explicaciones son el autocastigo, reparación o evitar la culpa, fantasías compensatorias por las deficiencias de esta vida en una vida futura, aparte de posibles factores neuroanatómicos, bioquímicos o genéticos. Se ha investigado el líquido cefalorraquídeo de pacientes deprimidos observándose cantidades anormalmente bajas del ácido hidroxiindolacético, un metabolito de la serotonina, neurotransmisor que influye el estado de ánimo y las emociones y existe evidencia que los receptores de serotonina del tallo cerebral, la corteza frontal y el hipotálamo pueden estar deteriorados. Factores de la dinámica familiar, historia familiar de suicidios, muerte o separación de los padres, el tipo de padres, maltrato hacia el adolescente, bajo rendimiento escolar, incremento de la población, menos posibilidades de empleo aumenta tres veces el riesgo; los jóvenes fracasan en sus metas, se contemplan a sí mismos como fracasados y empezarán la caída que dará como resultado el suicidio.
Veamos ahora algunos datos estadísticos, el 30% de los suicidios se producen en niños, adolescentes y jóvenes[2].
o La cifra de suicidios del 2006 era del 16% y a la fecha continúa en aumento.
o Haciendo un promedio general de los casos, los niños entre 9 a 13 años se suelen suicidar por maltratos que recibieron de sus padres; mientras que los de 14 a 17 años, no pudieron sobrellevar el fin de una relación amorosa.
o La época del año en que el número de suicidios infantiles aumenta es cuando se acerca el fin de las clases escolares.
o Los adolescentes y jóvenes no siempre están felices, muchas veces tienen que lidiar con frustraciones, dolor, tristeza, rabia, soledad y toda clase de sentimientos encontrados; elementos que al no poder superarse, encuentran equívocamente en el suicido la única solución viable.
o La adolescencia es la población más propensa a intentar suicidarse debido a sus características, ya que son personas que frecuentemente tienen conflictos en sus relaciones interpersonales.
o Según estadísticas el medio de intento suicida más utilizado por los jóvenes es la ingesta de sustancias tóxicas como medicamentos o químicos para matar insectos o roedores. Éste es seguido por el ahorcamiento.
o La edad donde se presenta el mayor riesgo es entre 16 y 18 años debido al inicio de relaciones amorosas. Esta etapa es la más difícil de la adolescencia. Todo esto sucede en los contextos sociales más variados.
Pareciera que el mundo desde la óptica de los menores de edad fuera muy distinta ahora que en años anteriores. Ellos están vivenciando entre otras cosas:
Altísimos índices de fracaso escolar
Soledad
Acoso escolar entre pares y hacia los maestros y profesores
Cansancio y desinterés de los padres que:
Trabajan demasiado
Son desocupados
Inestabilidad familiar producto de cambios de parejas de sus progenitores y relaciones conflictivas con medios hermanos o hijos de los nuevas parejas con las que comienzan a convivir repentinamente.
Mal uso del tiempo libre.
Consumo exagerado de T.V. sin supervisión responsable.
Consumo exagerado y mal uso de la informática cada vez a edad más temprana (juegos en Red, Chat con desconocidos, navegación en sitios calificados para adultos, etc.)
Ídolos poco recomendables de imitar: mujeres de cuerpos deslumbrantes producto de cirugías, estrellas televisivas oportunistas de talk shows, personajes extremadamente violentos, ocultistas que garantizan visualizar el futuro, perversos, homosexuales, travestís, transexuales, etc.
Sexualidad activa prematura.
Uso de alcohol, tabaco y drogas.
¿QUÉ HACER?
Desde el gobierno nacional y local se tiene que intentar programas de emergencia asistencial para las problemáticas infanto juveniles y planes de prevención.
Los lineamientos curriculares deben contemplar en una educación en valores, no sólo para los alumnos, si no también para los padres, que a estas alturas muchos temen a sus hijos o no saben como ponerles límites.
Promover las sinergias con las las iglesias donde se preocupan y ocupan de organizar actividades educativas, recreativas y solidarias para niños y jóvenes.
"... Hay niños y niñas que adquieren ambos conceptos, muerte y suicidio, a una edad más temprana y otros más tardíamente, creyendo estos últimos que la muerte es una continuidad de la vida o que es un estado parecido al sueño del cual es posible ser despertado tal y como ocurre en el cuento "La Bella Durmiente"[3].
En la infancia, como es lógico suponer, los factores de riesgo suicida deben ser detectados principalmente en el medio familiar. Por lo general, el clima emocional familiar es caótico, pues no hay un adecuado funcionamiento de sus integrantes y no se respetan los roles ni las fronteras de sus respectivos miembros. Los padres, cuando conviven juntos se enrolan en constantes querellas, llegando a la violencia física entre ellos o dirigiéndolas a los integrantes más vulnerables, en este caso los más jóvenes, niños y niñas y los más viejos, ancianos y ancianas.
Aprender a cuidarse la única vida que tenemos los seres humanos es una cualidad que debe ser desarrollada desde la más temprana infancia, pues si no se tiene vida no se puede llevar a cabo proyecto alguno. Aprender a amarse racionalmente incrementará la capacidad de amar a otros, aprender a respetarse hará que seamos respetados. Enfrentar la vida con soluciones no suicidas mejorará nuestra calidad de vida.
A pesar nuestro, el suicidio en la adolescencia es una trágica realidad, ocupando un lugar entre las tres primeras causas de muerte y en algunos, sólo le supera otro tipo de muerte violenta: los accidentes de vehículos de motor. Y lo peor es que la tendencia es a incrementarse según los estimados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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[1] Sociólogo, Especialista en Políticas Sociales con mención en Infancia y Juventud
[2] Según estadísticas de la ANAR (Ayuda al Niño y Adolescente en Riesgo),
[3] Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero Asesor Temporal de la OPS/OMS para la Prevención del Suicidio en las Américas
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