lunes, 19 de mayo de 2008

Manuel J. Orbegozo: Los diarios de una Maga: Rosina Valcárcel

De: joo cesar - jocajoo1@yahoo.es
Fecha: Lun, 19 de May, 2008 12:11 pm
Asunto: RV: Manuel J. Orbegozo: Los diarios de una Maga: Rosina Valcárcel


Los diarios de una Maga

Manuel Jesús Orbegozo
Expreso, Lima 01/05/07



La poeta y escritora Rosina Valcárcel Carnero cumple 60 años de vida.
Hay que suponer que a Rosina Valcárcel Carnero se le dio, un día, por escribir poesía que pareciera prosa y entonces, se puso a recoger las innumerables biografías que ya tenía escritas, –unas breves y otras medio breves–, retratos de sus amigos y amigas a quienes nos los presenta mediante descripciones mágicas que no se sabe si resultaron así porque los personajes son los mágicos o la escritora. Textos que aparecen como canastas repletas de pecesitos saltarines, los cuales no vienen a ser sino metáforas líquidas made by Rosina.
Rosina, con su gran sentido del humor, publicó primero un libro: Diario de talismanes (El Santo Oficio, 2005) y luego otro, llamado Aprendiz de maga (Horizonte, 2006) con una característica común: si acaso los dos libros llegan a tus manos de un solo golpe, se te hará difícil escoger por cuál libro debes empezar tu lectura. Entonces no te quedará sino recurrir a esa palomillada de echar una moneda al aire: si te sale sello empezarás por “Diario...”, y si te sale cara, por “Aprendiz…”. Eso me pasó a mí y por eso doy el consejo. Compruebas entonces que Rosina tiene dos defectos, caso de que pretendamos llamarlos así paradójicamente: el de la poesía y el de la amistad.

El de la poesía es reconocido universalmente porque ese es el valor de todo poeta; y el de la amistad, pues, porque pocas personas en la tierra pueden tener tanta gente haciendo cola para obtener de ella una sonrisa, un recuerdo, una palmada o una frase que lo aliente a seguir viviendo.
Padres vivos
Rosina es hija de Gustavo Valcárcel Velasco y de Violeta Carnero Hoke, –es, y no fue, porque sus padres siguen vivos para ella y para los que los conocemos– ambos tan significativos para la vida peruana; ellos le dieron la oportunidad de recorrer todos los vergeles posibles, muchos de los cuales eran de su exclusiva propiedad. Rosina rompió cercos y tocó puertas y cruzó sendas no sólo en el país sino en el extranjero y logró, lo que pocos mortales hemos logrado en la vida, ser amigos de tantos y semejantes “bultos” como les llaman en Río de Janeiro a las personas célebres. Por supuesto que no todos son “bultos” entre los compilados como para adjuntarles ese epíteto, pero son amigos. Y la amistad puede también hacernos célebres.

Rosina no esperó que sus personajes estuvieran al alcance de sus manos, sino tan lejos como la luna o las estrellas; no le importó nada a ella, los entrevistó, y punto. Vertió sus opiniones en medio de figuras literarias, creo que para confundirnos y no saber qué admirar más, si la persona referida o la literatura empleada.

La cantidad de personas que figuran en sus dos libros es tan vasta como para caber en una tundra, un desierto, un océano o una selva: un continente. Fundamentalmente los antologados son poetas, pintores, novelistas, fantasmas de carne y hueso, pensadores, políticos, obreros, guerrilleros, periodistas, vivos y muertos; pero los hay también psiquiatras –el doctor Juan Francisco “El Cabezón” Valega–, lo que podría hacer pensar en que de pronto algún día creyó que no andaba bien de la cabeza. Figuran hombres y mujeres de su generación, pero también de otras generaciones, jóvenes rutilantes o viejos con barbas blancas y bastón, ya que el bastón le da a un viejo un “caché” más distinguido.
Grandes recuerdos
Se habla de tú con cualesquiera de los personajes a quienes nosotros les hablaríamos de rodillas, por ejemplo, Pablo Picasso, Frida Kahlo, José Carlos Mariátegui o Nicolás Guillén. Su libro está lleno de nombres, de gentes conocidas o desconocidas, verdaderas constelaciones humanas.

Por supuesto que Rosina nos obliga a acompañarla a paseos, conversatorios, bailes, mojigangas, tertulias académicas o callejeras, salones de estudio, aulas universitarias, viajes simplones o raids lingüísticos, visitas a cementerios o a mercados públicos, porque todo eso conforma el escenario de la vida. Y de su vida, porque el libro habla de ella tanto como de sus amigos, narra los itinerarios de vida tan volcánicos como idílicos. Rosina podría inventarse su propia frase democrática revolucionaria: “Del mundo, por el mundo y para el mundo”. Es una mujer muy dulce, pero muy mandona, si ha publicado esos dos libros es para que los leas, no para que los pongas de adorno en tu biblioteca, cuidado.
Libros mellizos
Los dos libros están muy bien editados en todo sentido, parecen mellizos, aunque sus portadas son diferentes, caprichos oníricos de la inspirada ilustradora Camila Bustamante, acaso alumna escondida del célebre viñetero Carlos Ostolaza Ramírez. En “Diario...” aparece la niña Rosina pegada al cuello de un cóndor mitológico; y en “Aprendiz...” aparece la joven Rosina ya madura y pensativa, fuera de los dominios del cóndor mitológico que finalmente no es un pájaro-hombre, sino un pájaro-mujer. A Rosina le digo finalmente: nos has hecho conocer a muchos personajes a quienes no pensamos hacerlo, en apenas una o dos páginas cinematográficas cada cual, bien hecho. Pero, además, nos has prodigado un extraordinario beneficio para mejorar nuestro estrés.

Con toda seguridad, por culpa de Rosina Valcárcel Carnero, mañana vamos a amanecer pensando en que la vida prosaica hay que vivirla, pero como lo que ella cree que es: pura poesía.
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* (El 1° de mayo del 2008 cumplió 61.)

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