lunes, 22 de octubre de 2007

El eterno retorno. Envio de Ivan Arias

De: Walter Saavedra - ching_tien_tao@yahoo.com
Fecha: Lun, 22 de Oct, 2007 4:47 pm
Asunto: El eterno retorno. Envio de Ivan Arias

Ivan Arias - negroarias@mailserver.enlared.org.bo escribió:
Fecha: Mon, 22 Oct 2007 18:44:47 -0400
Asunto: El eterno retorno


El eterno retorno

En Regiones y poder constituyente en Bolivia. Una historia de pactos y disputas, Barragán y Roca (2005) señalan que “ni a los libertadores colombianos ni a los estadistas chuquisaqueños que fundaron la república se les pasó jamás por la cabeza que Bolivia fuera una república federal (… ) Si algo postulaba Bolívar —igual que Santa Cruz poco después— era grandes confederaciones en base a gobiernos centrales fuertes. Eso estaba más acorde con su personalidad de guerrero triunfador y estadista ambicioso. En cuanto a los doctores de Charcas, ellos no podían concebir un proyecto distinto al que siguiera predominando la ciudad y la región que hasta ese momento fue cabeza de la Audiencia”.
El 13 de agosto de 1825, a la semana de haberse firmado el acta de independencia, la Asamblea sancionó una ley disponiendo “que no es conforme al voto unánime de los pueblos un gobierno federal por creer que no sería el más seguro germen de dicha, paz inalterable y unión social” y por tanto “este gobierno es concentrado, general y uno para toda la república y sus departamentos”.
Los estudiosos establecen que en la Constitución de 1878 aparece por primera vez el término “unitario”, que se ha ido repitiendo a partir de entonces. De esa manera, continúan, se abrió paso la tendencia de que, a fin de preservar la existencia del Estado centralista, la ciudad y la región donde residiera el gobierno debía prevalecer sobre las otras.
El antiautonomismo de los gobernantes bolivianos no es reciente y es, más bien, el “legado colonial que Bolivia recibió del centralismo borbónico de origen francés instaurado en 1783 con el régimen de intendencias”. La concentración del poder siempre fue el objetivo de todas las castas que dominaron las estructuras de poder a lo largo de los 182 años de vida republicana. “Precisamente, el esfuerzo de los caudillos decimonónicos, explican los historiadores, consistió en mantener bajo un solo y férreo mando a todos los departamentos de la república tal como lo había hecho la Audiencia durante el régimen colonial con los territorios que dependían de ella. Para lograr ese control era necesario el permanente desplazamiento de una fuerza militar capaz de someter a las regiones díscolas, y así transcurrió todo el siglo diecinueve boliviano”.
Y leamos esta cierta, pero terrible y penosa constatación que hacen Barragán y Roca: “Al rebelarse, el caudillo no buscaba lograr autonomía administrativa o política para su región, ni siquiera atenuar la influencia del poder central. El objetivo era apoderarse de éste para regir todo el país con métodos idénticos de los que acababa de emplear quien fuera derrotado”.
Repasando nuestra historia colonial y antinacional, uno se pregunta ¿qué es lo nuevo que estamos viviendo? ¿Cómo explicar que los actuales gobernantes, postulantes del anticolonialismo indígena, se aferren al legado centralista de los borbónicos del siglo XVIII? ¿Dónde esta el cambio?: “La idea del eterno retorno es misteriosa. Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. ¿Qué quiere decir ese mito demencial?” (Kundera, 2003)

Iván Arias D.

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