De: roberthos@terra.com
Fecha: Jue, 26 de Mar, 2009 5:56 pm
Asunto: La Hora de la Unidad - Partido Humanista Peruano
Diario El Comercio
Jueves 19 de Marzo del 2009
LA HORA DE LA UNIDAD
Por: Yehude Simon Munaro
Cuando insisto en la unidad del pueblo que sufre y pido que sus líderes antepongan sus intereses personales en el propósito de buscar esa alianza frente a la crisis mundial no es solo un repentino discurso de coyuntura, sino una necesidad histórica de perentoria urgencia.
Los tiempos se nos presentan difíciles, pero no sombríos ni mucho menos catastróficos. Y en estas circunstancias, la clase política no puede darse el lujo de sembrar el desconcierto o la desazón cotidiana solo con el ánimo de oponerse, a como dé lugar, al Gobierno.
Es importante que tomemos conciencia, hombres y mujeres, y ciudadanos de las más diversas posiciones, que solo el sano ejercicio del desinterés y el desapego por lo personal, podrán ayudarnos a comprender que primero está el interés social y el del país como proyecto por construir.
No hagamos de la oposición sin fundamento la razón de nuestra existencia o la manera de posicionarnos en la vitrina de las ofertas políticas, fríamente calculadas. Ni oposición por oposición, ni la destrucción de ese sueño que puede ser la unidad frente a la crisis, en la hora actual.
La propuesta de unidad entre todos los peruanos, tal como lo venimos reclamando en cuanta tribuna se nos presenta, tiene profundas razones, sobre todo en las circunstancias que nos toca enfrentar. Y es también el mensaje del presidente Alan García, como mandatario de los peruanos.
La crisis que se vive es producto de los errores del mundo capitalista, con sus excesos y egoísmos y que ha terminado afectando a todos y polarizando, de la misma manera como fue ayer con el mundo socialista.
Los ortodoxos exégetas de estos sistemas han terminado cosechando lo que sembraron en el mundo. Y en el Perú, que no puede ser una excepción, sentimos también sus consecuencias, por lo que es necesario repensar en vías alternativas como la de un humanismo para el siglo XXI.
HISTORIA
En nuestro caso, no aprendemos las lecciones del pasado. Nuestra historia está jalonada de casos en los que la desunión, las luchas fratricidas, cuando no las intrigas entre peruanos, terminaron por afectar las bases sociales y, consecuentemente, con los viejos anhelos de luchar por un país distinto.
Ya en 1532 encontramos las primeras lecciones de cómo las luchas fratricidas logran socavar la fortaleza de un pueblo, hasta hacerla vulnerable frente a las agresiones externas.
La historia registra, por ejemplo, que cuando Atahualpa se reunió en la plaza de Cajamarca, con quienes habrían de ser sus captores, ya se hallaba debilitado, pese a mostrarse victorioso con muchas guerras ganadas, en su camino por el reinado inca.
En esa ocasión, el noble cuzqueño no se percató de que los españoles, con ayuda de quienes se oponían a que Atahualpa fuera el gobernante, se ubicaron estratégicamente por el perímetro de la plaza y pese a su inferioridad numérica exigieron que se sometiera a la voluntad del rey de España. La victoria del conquistador se sustentaba en la debilidad del pueblo dividido.
El resto es historia conocida: los españoles atacaron al inca, quien fue hecho prisionero, luego de una sangrienta matanza. A partir de este hecho, cambiaría el rumbo de nuestro destino.
Después, el propio Pizarro habría de sufrir las consecuencias de otra lucha fratricida, esta vez, con su socio Almagro a quien se enfrentó por la posesión de la capital del imperio inca, dando inicio a una larga etapa de luchas intestinas en 1538.
Y cómo olvidar la actitud de Mateo Pumacahua, que prefirió contribuir a la causa realista con pertrechos y hombres, antes que sumarse a la causa de Túpac Amaru II, durante la rebelión de este, debilitando su movimiento.
LECCIÓN
La lección es clara: las ambiciones personales afectan, en mucho, el curso de nuestra propia historia. Y los líderes sociales o políticos tenemos que ser conscientes de ello. Confrontar ideas, contraponer propuestas, alentar el debate de principios, sí. Todo ello, sí. Pero alentar el descrédito, falsear una realidad constantemente, vivir pendiente solo del error ajeno, sin reconocer su lado bueno, eso no. No es lo correcto. Ni es lo saludable.
Quienes tenemos responsabilidad de gobierno, seguiremos insistiendo en nuestro llamado a la unidad de todos los peruanos, sobre todo ahora que debemos enfrentar los efectos de una crisis internacional, que nos afectará a todos y a la que debemos hacer frente con serenidad y una dosis de necesario optimismo.
Somos uno de los pocos países que ha crecido y eso debe ser un elemento motivador para deponer contradicciones que no sean insalvables. Estamos por buen camino, pero requerimos del concurso de todos los ciudadanos y de la comprensión, especialmente, de los líderes de opinión. No es mucho pedir, dada la magnitud del momento.
Y no solo es la coyuntura mundial. Estamos también asistiendo a un reclamo legítimo en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el diferendo marítimo con el vecino país de Chile. ¿Qué hacer en estas circunstancias? Unirnos, tener claro el horizonte y aliarnos entre todos para avanzar y para crecer.
Existen, pues, causas nacionales que trascienden a nuestras apetencias personales o de grupo, que deben mantenernos unidos para enfrentarlas con éxito. Por ello, convocamos a los peruanos, sin exclusiones de ninguna naturaleza, a ponernos la camiseta bicolor en esta búsqueda de paz con justicia social.
Presidente del Consejo de Ministros.
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