viernes, 10 de abril de 2009

Dictaduras mentales (Juan José Garrido Koechlin - Instituto Acción)

De: Alvaro Pinto - alvaroipc@hotmail.com
Fecha: Jue, 9 de Abr, 2009 8:04 pm
Asunto: Dictaduras mentales (Juan José Garrido Koechlin - Instituto Acción)

www.institutoaccion.com/2009/03/31/dictaduras-mentales/

Dictaduras mentales
Mar. 31. 2009 – Categoría: Editorial – Autor: Juan José Garrido Koechlin.

¿Por qué es la prensa –mayoritariamente- tan virulenta y certera con las dictaduras de derecha, empero sumisa y complaciente con aquellas de izquierda? Una dictadura –sea liberal* o socialista- es aquella figura política en la cual una persona ostenta el poder, sin división del mismo ni alternancia posible; se soportan en un ambiente totalitario, donde las libertades se encuentran negadas y las actividades se articulan desde una planificación central. ¿Por qué motivos o razones una persona acusaría permanentemente cierto tipo de dictadura y defendería a otra?.
Ejemplos abundan: un periodista del diario chavista categorizando a la dictadura fujimorista como “la década del asco”, un socialistón atacando el documental Cuba y los Elefantes, un ex-congresista de baja popularidad defendiendo la dictadura castrista y denunciando la dictadura pinochetista, entre otros. Lo discutible no son las denuncias o defensas, sino la tendencia ideológica de lo que denuncian o defienden.
Por principio, cualquier tipo de dictadura es deleznable e indefendible; entonces, ¿por qué la diferencia? La dictadura fujimorista fue, sin duda, un asco; empero, ¿fue más mugrienta que la dictadura comunista del General Velasco Alvarado? Tal vez no es relevante; empero, ¿cuántas veces ha denunciado la prensa a ésta última? ¿Por qué se incomodan con la valiente crítica del documental producido por Yesenia Alvarez? A los progres, que tanto les acomodan las dictaduras de Castro y Chávez, ¿por qué el ácido lenguaje sólo frente a Fujimori y Pinochet?
Como podrán resolver, no es por amor a lo democrático, a lo transparente o a lo justo; es, exclusivamente, por el sesgo ideológico; léase, es político, no moral. Con ello, ciertamente, dejan mucho que desear sus aspavientos; no por denunciar las dictaduras –lo cual, de nuevo, saludamos- sino porque al sesgar las mismas desvirtuan el carácter principista de las mismas. Es decir, viven en su propia dictadura ideológica. ¿Debieramos sentir tanto asco por Fujimori y Pinochet como por Castro, Chávez o Velasco? Por supuesto que sí.
Las dictaduras de derecha normalmente se identifican con asesinatos y corrupción; las dictaduras de izquierda normalmente se asocian con desastres económicos. La data, si de algo sirve, favorece a las primeras. Nótese, sin embargo, que ambas posturas dejan de lado un hecho anterior a las mismas: cualquier dictadura anula las libertades individuales, algo que por sí las corrompe y –por lo ello- las anula moralmente de plano. Toda dictadura debe ser denunciada, sea de la tendencia que sea. ¿Se animarán a declarar a Chávez, Castro y Cia como los dictadores que son?
* El autor hace la siguiente aclaración: "….En el pensamiento liberal no existe espacio para una dictadura; me refería, como fué obvio, a las dictaduras de derecha o catalogadas como tal, que -en definitiva- si existen (Chile, Taiwan, Singapur, etc)".

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