De: Alvaro Pinto - alvaroipc@hotmail.com
Fecha: Jue, 30 de Abr, 2009 6:42 pm
Asunto: RE: NOTA: TRAS LA BULLA (ALDO MARIÁTEGUI - CORREO)
El tema no es que tan acompañado esté o no. El tema pasa por sustentar con argumentos determinada posición.
La libertad de opinión no responde a lo que la mayoría defina que vale o no.
Alvaro Pinto
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To: dglocal@yahoogrupos.com.mx
From: malf74@hotmail.com
Date: Thu, 30 Apr 2009 20:04:39 +0000
Subject: RE: [dglocal] Tras la bulla - Aldo Mariátegui (Correo)
Estimados todos:
Aunque Aldo mariátegui pretenda sentirse "acompañado" con Mulder, Pastor y otros (que linda compañía!!), lo cierto es que mediática y políticamente se ha quedado solo con su suposición racista y retardataria...por el momento. Cabe preguntarse al final ¿por que la fijación con Hilaria Supa?... En el siguiente artículo se responde en parte esta pregunta.
Saludos
Marco L.
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Reflexiones Peruanas Nº 249
HILARIA SUPA Y ALDO MARIÁTEGUI
Wilfredo Ardito Vega
A comienzos de abril, invitado por la Congresista Hilaria Supa, estuve en el Cusco para hablar en un conversatorio sobre el Proyecto de Ley 2016 que ella ha presentado. Ese proyecto establece que no se podrá realizar actividades mineras o petroleras en tierras comunales si los campesinos y nativos no han dado su aprobación.
Naturalmente, este tipo de iniciativas convierten a la congresista Supa en un personaje incómodo para determinados sectores y yo creo que fue la razón por la cual el jueves pasado Aldo Mariátegui intentó desprestigiarla, mostrándola como una persona incompetente debido a las faltas ortográficas descubiertas en sus apuntes.
Seguramente Mariátegui supuso que este “destape” iba a generar mucho rechazo hacia la Congresista. En realidad, es él quien ha recibido el rechazo mayoritario de muchos peruanos, que ya se sentían indignados con sus ofensivas columnas donde un día se denigra a Ernesto De La Jara, otro a Magaly Solier y un tercero a Salomón Lerner. Mariátegui además ha insistido en mantener en el diario Correo al columnista Andrés Bedoya Ugarteche, personaje tan abiertamente racista que sostiene que bolivianos y puneños no son seres humanos.
En este caso, además, Mariátegui se burlaba de los apuntes personales de Hilaria Supa, , sin tomar en cuenta que el castellano es su segunda lengua, que ella sólo pudo aprender a leer y escribir cuando ya era adulta y que una severa artritis le impide escribir con fluidez.
Lamentablemente, Mariátegui no es el único que hace escarnio de los millones de peruanos cuya lengua materna no es el castellano: muchos escolares y universitarios de origen andino que hablan con acento quechua son ridiculizados y tildados de “motosos” por sus compañeros y profesores. Sin embargo, si éstos oyeran a un francés o un alemán hablar con dificultad el castellano probablemente dirían “¡Qué bien se le entiende!”.
Mariátegui ahora sostiene que tenía la sana intención de promover que se exija título universitario a los congresistas. En realidad, ni es un requisito que la Constitución contemple, ni una trayectoria académica garantiza mejores consecuencias para el país, como podemos apreciar desde Fujimori hasta Martha Hildebrandt.
Aldo Mariátegui podría recordar que su insigne abuelo, José Carlos jamás fue a la Universidad, pero es evidente que no lo tiene como modelo ni como ejemplo. Toda comparación entre la revista Amauta y el diario Correo resulta penosa.
Al pretender excluir a los campesinos del Congreso, Mariátegui los ubica como ciudadanos de segunda categoría. Su argumentación, sin embargo, coincide con la actitud de quienes han convertido su formación profesional, en una causal para discriminar a sus compatriotas que tuvieron menos oportunidades. Personalmente, me molesta mucho cuando los títulos académicos se esgrimen con altivez, como si fueran títulos nobiliarios.
Un título no convierte a nadie en más sensible, más comprometido o más lúcido. Recuerdo bien que esto lo aprendí en 1986, en una parroquia de Carabayllo. Una noche, apoyaba un taller sobre derechos humanos y encontré que los jóvenes asistentes sabían mucho más de la realidad del Perú, del conflicto armado o de las políticas de Alan García que la mayoría de mis compañeros de la Universidad.
Desde entonces, con centenares de campesinos o nativos amazónicos, con Jueces de Paz o ronderos, he sentido que en las actividades de capacitación era yo quien realmente aprendía de personas que, sin mayor educación formal, tenían análisis mucho más profundos, porque partían de experiencias concretas. Hace poco, en un curso para jóvenes del Cono Este, le pregunté al participante que hacía las intervenciones precisas qué estudiaba.
-Nada. Vendo lapiceros en los micros –me contestó.
En todo caso, si la formación profesional es un privilegio en nuestro país, quien la ha obtenido tendría la responsabilidad de poner sus conocimientos al servicio de los demás.
En medio de este penoso incidente, ha sido muy positivo que el Congreso de la República haya condenado la conducta de Mariátegui, pero para que estos hechos no se repitan, sería necesario mejorar el tratamiento penal sobre la discriminación, incorporando el concepto de injuria racista o crímenes de odio. En el Ecuador, desde hace unas semanas, se sanciona con prisión a quienes por algún medio de comunicación inciten al odio o desprecio hacia una persona por su color, origen u otros factores. El Perú no podrá avanzar hacia una sociedad inclusiva mientras las agresiones racistas continúen con total impunidad.
Cuando uno conoce a Hilaria Supa, queda impresionado por su experiencia desde muy niña como trabajadora del hogar, sus años liderando el movimiento campesino, sus valientes denuncias de las esterilizaciones forzadas en tiempos de Fujimori. La víspera del conversatorio en el Cusco, ella, pese a sus problemas de salud, viajó a su comunidad para participar en la siembra de papas. Cuando estoy ante Hilaria Supa, realmente me siento muy pequeño y ningún título académico podría cambiar esta sensación.
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www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=47086
(ALDO MARIATEGUI)
Tras la bulla
LIMA | A pesar de que intuimos que la mayor parte de la ciudadanía apoya nuestra visión sobre el caso Supa, hay que reconocer el coraje de las pocas figuras públicas que no han temido ir contra el griterío infantil de los "políticamente correctos", que no toleran discrepancias. Algunas de estas figuras han sido muy críticas con nosotros, pero también han presentado sus reparos a la chilla. Me refiero a Lourdes Flores, Mauricio Mulder, Rafael Rey, Aurelio Pastor, Martha Hildebrandt y también varios colegas. Si algo me enseñaron fue a ser agradecido, más aún cuando los otros arriesgan mucho en lugar de sumarse al tropel o quedarse callados, así que mi reconocimiento.
Es que allí lo más sencillo era obrar con oportunismo -tipo muchos congresistas o Beatriz Merino- para buscar los aplausos fáciles. O como una capaz colega televisiva, que cree que algunos sectores le "perdonarán" que fue una entusiasta fujimorista mientras más caviarona se ponga. O de otro más veterano, matutino, sibarita y ronco, que tuvo el cuajo de llamarme fascista cuando él sirvió indignamente a la dictadura militar de Velasco desde el cargo de subdirector del diario La Prensa en 1974. O los geniales caricaturistas Heduardo y Álvaro (he puesto una suya muy buena sobre mí como protector de pantalla), a quienes les preguntaría si no es racista pintar a Luciana León como bruta y frívola en las caricaturas del Otorongo, donde chambean -o chambeaban-, sólo por ser rubia. En fin, cedo mi espacio a Juan Carlos Valdivia para colocar aquí una estupenda columna suya ("Una representación eficiente") sobre el tema. "La congresista Hilaria Supa es quechuahablante, y como lo han sostenido todos los lingüistas que han debatido en estos días, el quechua es una lengua oral. Sin embargo, la congresista afirma haber escrito un libro en quechua, y que el mismo ha sido traducido al idioma inglés. Si pudo escribir un libro en quechua, entonces ¿por qué no tomaba sus apuntes en ese idioma? La respuesta parece obvia: porque no es una radical defensora de su derecho como minoría o quizás porque ella no escribió el libro.
Nadie niega que la señora Supa cumple con los requisitos constitucionales para ser congresista; sin embargo, resulta incomprensible la actitud paternalista de algunos sectores de pretender defender su derecho a mantenerse en la ignorancia, como si ella fuera una pieza de museo, una no contactada a la que debes proteger para que no se contamine. Según la organización Action Aid, un programa de alfabetización de adultos puede costar entre 50 y 100 dólares al año por estudiante por un periodo de tres años. ¿La señora Supa no pudo estudiar en el tiempo que tiene en el Congreso? ¿Javier Velásquez no le pudo pagar el costo de sus estudios en lugar de comprarse una Vaio pocket? Otro elemento que ha surgido en estos días -y quizás sea el fundamental- es el de la representación. La señora Supa es una líder de su región, y en ese sentido ha desarrollado una intensa actividad en el pasado, lo que le ha valido ser elegida con más de diez mil votos preferenciales. Para representar a sus votantes, sin perder sus valores culturales, era necesario que la señora se prepare, como por ejemplo lo hace cualquier funcionario, privado o público, cuando tiene que ir a trabajar a otra región en donde se habla un idioma que no domina. No necesitamos una democracia de laboratorio, donde sólo se cumplan todos los formalismos de la ley, sino una que produzca a favor de la población. Ese será un verdadero cambio".
Aldo Mariátegui
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RETRUCA POSICIÓN DE LINGÜISTAS
Martha Hildebrandt: "Lo de Supa es español deficiente"
LIMA | La lingüista Martha Hildebrandt afirmó que la escritura del español de la congresista Hilaria Supa "no es el mejor ejemplo" de "español andino", es decir, del dialecto "quechuizado" que forma parte de los tantos que existen del castellano en el Perú.
Ello en relación a la opinión de algunos de sus colegas lingüistas, que han adoptado esa postura para justificar las fallas ortográficas de la nacionalista.
"Yo tengo un mejor concepto del español andino. Lo que ella (Supa) escribió tenía mil deficiencias y faltas que no son español andino, son español deficiente... No es el mejor ejemplo de español andino", declaró a Correo.
De otro lado, Hildebrandt criticó que pese a haber transcurrido tres años desde que fue elegida congresista, Supa no se haya preocupado por mejorar su español.
"Ella tenía todo el derecho a ser elegida (congresista) pese a ser anafalbeta, pero eso no quiere decir que tres años después tenga derecho a seguir siéndolo, sobre todo con el sueldo (que percibe). Eso le permite contratar un maestro, ¿no?", se preguntó.
Agregó que si Supa no ha considerado necesario mejorar su español, ella está demostrando que no aprecia el idioma oficial del Perú.
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