martes, 3 de febrero de 2009

CARLOS ANGULO RIVAS: El sucesor Giampetri

De: joo cesar - jocajoo1@yahoo.es
Fecha: Lun, 2 de Feb, 2009 12:31 pm
Asunto: CARLOS ANGULO RIVAS: El sucesor Giampetri




En Blanco y Negro
El sucesor Giampetri
Carlos Angulo Rivas
Los furiosos pataleos de Alan García siempre han estado vinculados a la desesperación de ocultar sus propios pecados, sus latrocinios, sus crímenes y la amoralidad incubada en ese partido convertido por él en una mafia de proporciones inimaginables. A ningún peruano de corazón le cabe la menor duda de estar frente a un sujeto sin escrúpulos de ninguna clase, capaz de inauditas barbaridades con tal de salvar su pellejo y seguir enriqueciéndose como lo hizo desde su primer malhadado gobierno 1985-1990. Dejando cualquier hipocresía de lado, todos conocemos en este momento la gigantesca corrupción aprista en este segundo miserable gobierno, protagonista de una desnacionalización sin precedente en la historia peruana y de una venta de la patria al mejor postor; sí, en una especie de subasta de mercachifle comisionista de nuestros recursos naturales y energéticos, sólo comprensible en el actuar de un degenerado aventurero. Los petro-audios demostraron fehacientemente la culpabilidad penal del ex primer ministro Jorge Del Castillo, de Garrido Lecca en Vivienda, de Vallejos en Salud y de Valdivia en Energía y Minas; y las sospechas fundadas de malos manejos de Alva Castro y Cornejo. Es decir de los hombres de mayor confianza de la cofradía selecta del tiburón mayor, Alan García, quien utilizó de gerente de operaciones bursátiles a su compadre espiritual Rómulo León Alegría. Como los especialistas han calculado el negociado de los cinco lotes de petróleo adjudicados a desconocida empresa noruega Discover Petroleum, iban a dejar una cuantiosa comisión de más de cincuenta millones de dólares a ser repartida. Por supuesto si la denuncia de los petro-audios en la TV no hubiera salido al aire.
Alan García descubierto con las manos en la masa por los petro-audios salió a gritar desaforado "muerte a la ratas" para luego negociar la entrega de su compadre León Alegría y bajar el tono diciendo que todo se reducía a un simple escandalete. La investigación en el Congreso, sin embargo, encontró a la corrupción del gobierno aprista con las esporas abiertas, pero los solícitos e inmorales congresistas de la alianza aprista, fujimorista, pepecista, junto a los tránsfugas de todos los pelajes, protegieron lo que ellos saben proteger: el sistema de la putrefacción a la cual también pertenecen. Luego vino la distracción mediática de irse a todo vapor en contra de los "chuponeadores" que hicieron posible el destape que se trajo abajo al gabinete ministerial. La corrupción debe subsistir, protegida por el Congreso y el Poder Judicial, pero la interceptación telefónica de ninguna manera, parece ser el mensaje de Alan García frente a los delitos cometidos. La tempestad está soplando contra el "chuponeo" de las comunicaciones y los ex oficiales de la marina y suboficiales en actividad en busca de cachuelos, donde el contralmirante retirado Ponce Feijoó, jefe de la empresa privada Business Track, ha sido degradado de inmediato por Alan García cuando llamó "malditos que atentan contra la democracia" a quienes descubrieron la inmensa red de la corrupción de su gobierno. La intención del vociferante Alan García y sus bravatas de vulgar fanfarrón están muy claras, él desea vehementemente que se olviden de las "ratas" y apliquen todo el rigor de la ley a los "malditos" ex marinos, inclusive, incrementando las sanciones actuales del código penal como si las sentencias pudieran alcanzar, ilegalmente, la retroactividad.
En la balanza hay dos delitos. La cuestión de fondo es ¿cuál de ellos pesa más en la conciencia ciudadana? El primero atenta contra el patrimonio nacional y la depredación de los recursos naturales por meras y jugosas comisiones a los ministros y al propio presidente que en esta clase de negociaciones, como sabemos, nunca se queda sin la "suya" como le dijo al empresario italiano Siracusa; el segundo delito es la interceptación de las conversaciones privadas con la intención de chantaje o venta de información. Y la pregunta que siempre debemos hacernos ¿hasta que punto los asuntos públicos y los hombres públicos devienen en privados? ¿Hubiera gritado "malditos" Alan García si los "chuponeadores" vendían la información a la prensa de una conversación privada entre Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre o con otro mando de Sendero Luminoso? Hace una semana, por un caso de "chuponeo" el gobernador de Illinois, Chicago, ha sido destituido de su cargo por unanimidad del congreso del estado. Se le acusó de querer vender el cargo de senador de Obama, al mejor postor. Los servicios policiales detectaron sus llamadas y las interceptaron; así de simple. No seamos hipócritas, vuelvo a repetir, los servicios de inteligencia de la Fuerza Armada graban las comunicaciones de los hombres públicos y de quienes tienen que ver con el interés nacional en sus respectivos países. El ejército, la marina, la fuerza aérea y la policía deben tener mucho más información de la corrupción en el Perú que diez empresas Business Track juntas; la pregunta es ¿por qué se callan? Por estabilidad y seguridad del país dirán algunos, otros dirán por salvar a la democracia, etc. ¿Pero, existe democracia en el país cuando un conjunto de corruptos y mafiosos, protegidos por el congreso y el poder judicial se la llevan fácil? No señores militares, ustedes están muy equivocados.
El mar de fondo en este gran problema nacional ha sido que una empresa privada ha soltado lo que se sabía y se sospechaba. Los servicios de inteligencia pudieron hacerlo y no lo hicieron porque los hubieran acusado de golpistas. La corrupción en el gobierno aprista que va desde los arreglos bajo la mesa con telefónica del Perú, la exoneración de impuestos a las grandes empresas mineras, la promoción de ventas indiscriminadas al mejor postor en transporte, energía, minería, forestales, puertos y aeropuertos; mercados, supermercados, servicios públicos, construcción de hospitales, compra de patrulleros, ambulancias; y en el tráfico de tierras urbanizables como la casi venta de los terrenos del Pentagonito, el aeródromo de Collique a la décima parte de su valor real, burlando la ley de uso de las tierras; y los robos descubiertos también por la prensa de Bancomar, los materiales de construcción y los descarados asaltos a la caja pública con el pretexto de la reconstrucción de Ica, Chincha y Pisco. En pocas palabras la corrupción salta por todas partes y la fiscalización del propio Estado es CERO. O mejor dicho está "aceitada" para que nada se descubra y bien podría llamarse en vez de fiscalización de omisión y tolerancia.
Cuando se dice que el almirante Luis Giampetri, por sus vínculos con la marina y por su amistad con el almirante Ponce Feijoó, está atrás de las denuncias de corrupción las habladurías pueden ser ciertas y no una simple especulación. Alan García, astuto cuando le pisan los talones, salió pronto a reiterar su confianza en el primer vicepresidente Giampetri y luego el comando de la marina a través de su jefe, el almirante Rolando Navarrete, se ha visto obligado a señalar lo que es obvio formalmente: "el irrestricto respeto de su institución al orden constitucional, así como su compromiso por contribuir al desarrollo del país. La Marina ratifica y siempre ha sido respetuosa del Estado de derecho. Por tradición y como dijo Miguel Grau." Sin embargo, tal declaración es bastante relativa y de modo alguno cierta al cien por ciento, pues de lo contrario jamás hubiera habido un solo golpe de estado en el país. En este caso específico, en realidad, la marina nunca se va a jugar, por sí sola, en un episodio golpista como sí lo haría como Fuerza Armada en su conjunto. Descartada esa posibilidad, las palabras del congresista Víctor Andrés García Belaunde (AP), alertando que detrás de las interceptaciones telefónicas, que involucran a marinos en retiro y en actividad, hay un "ánimo de destrucción de nuestro sistema político" caen por su propio peso. Y de ser cierta su alarma, el golpismo no sería sólo de la marina.
La marina y el almirante Luis Giampetri, en todo caso no apuntan a un golpe de estado sino a una sucesión constitucional, una vez destituido Alan García por corrupto, amoral y vende patria. La relación Alan García - Luis Giampetri no es íntima ni inseparable sino utilitaria y oportunista, basada fundamentalmente en el encubrimiento de ambos entre sí respecto a las acusaciones de crímenes de lesa humanidad por el caso de El Frontón. Alan García ordenó la matanza y él otro a su manera ejecutó la orden, las responsabilidades pertenecen al orden jurídico aún no concluido. Alan García está acostumbrado a usar a la gente y el haber comprometido a Giampetri en su lista parlamentaria y en la primera vicepresidencia no constituye una alianza política consistente, aunque por ahí algunos acusen, especulativamente, que a través del almirante existe una alianza con Fujimori, lo cual está un tanto jalado de los cabellos, en tanto el autócrata japonés tiene su propio partido. Como tampoco es cierta la interpretación de una conspiración de ultra derecha contra Alan García para derrocarlo como si este sujeto no estuviera a la derecha de la derecha de Lourdes Flores desde hace mucho tiempo. La única conspiración posible en este panorama es el de la sucesión por mandato del estatuto de Fujimori que a la fecha sirve de Constitución del Estado: si sale de la presidencia Alan García por incapacidad moral corresponde asumir el mando a Luis Giampetri. Habría que preguntarse quién sería preferible: el jefe de una frondosa mafia de reputados ladrones o el marino colocado por el mafioso, queriendo ahora tomar distancias.

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