sábado, 16 de mayo de 2009

Tribuznos constitucionales - Juan Garrido Koechlin (Correo)

De: Alvaro Pinto - alvaroipc@hotmail.com
Fecha: Vie, 15 de May, 2009 5:01 pm
Asunto: Tribuznos constitucionales - Juan Garrido Koechlin (Correo)

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Tribuznos constitucionales

Juan Garrido Koechlin

LIMA | En lo personal, me parece innecesaria la existencia de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP); es un antojadizo ejercicio de paternalismo estatal: "Como tú no sabes ahorrar para tu vejez, te descontaremos -forzosamente- de tu sueldo". No interesa si necesitas mejorar tu nivel educativo, una urgente intervención quirúrgica, o si se te presenta una mejor oportunidad de inversión, decisiones que probablemente asegurarían una mejor calidad de vida posterior.

Dicho esto, las declaraciones de don Carlos Mesía, nada menos que vicepresidente del Tribunal Constitucional, son poco menos que impactantes. Broma macabra o abierto ejercicio de malabarismo social, el magistrado afirma que solicitará al Congreso que elabore una ley que "obligue a las AFP a que compartan las pérdidas que se generen en los fondos", dado que "en tiempo de crisis estas empresas han ganado, porque cobran una comisión fija que no varía, exista pérdida o ganancia de los fondos, lo que resulta nada equitativo con sus afiliados".

Los problemas de la propuesta, para variar, son múltiples; empero, en primer lugar está la incertidumbre que se crea para esta y cualquier otra empresa, en cualquier sector, con respecto a sus flujos y la propiedad que ostenta sobre los mismos. Si esto le parece flojo o leve al magistrado, habría que advertirle que es el principal indicador de desarrollo económico y de equidad social en el largo plazo.

Por otro lado, las AFP ya corren con parte de los riesgos de sus afiliados vía el encaje al que están sujetas. Pedro Flecha, presidente de la Asociación de AFP, explicó cómo el mecanismo de encajes -que replica las ganancias o pérdidas de la cartera de inversiones y que a la fecha alcanza los US$ 180 millones- sirve para cubrir los déficits de los afiliados afectados. El problema no es entonces el riesgo -al que están cubiertos- sino la manía por parte del Estado de inmiscuirse demagógicamente en los quehaceres del mercado.

Finalmente, si la propuesta se refiere a aumentar sustancialmente la cuota del riesgo que enfrentan las AFP, esto podría significar una drástica reducción de las pensiones futuras: si bien es cierto que las AFP deben invertir con un criterio de largo plazo, a fin de proteger su patrimonio de futuras caídas en los mercados financieros, tendrían que invertir con criterios de corto plazo. En dicho contexto, las AFP serían demasiado conservadoras e invertirían en activos de bajo rendimiento y baja incertidumbre. Años después serán los pensionistas, que verían reducidas sus pensiones, quienes paguen por los costos de semejante tribuzno.

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