martes, 9 de octubre de 2007

PISCO SOLO HAY UNO

De: Walter Saavedra - ching_tien_tao@yahoo.com
Fecha: Lun, 8 de Oct, 2007 9:46 pm
Asunto: PISCO SOLO HAY UNO

PISCO HAY UNO SOLO


Walter Saavedra.


El día 20 de agosto, Alan García diría que “Pisco sólo hay uno”, como lema para esta ciudad desvastada por el terremoto. Desde ese momento comienza la ciudad a ser invadida por banderolas colocadas en diferentes lugares visibles, con una variante de ese lema, porque las banderolas decían: “Pisco hay uno solo”. La diferencia entre uno y otro lema es sensible, a pesar de la utilización de las mismas variables. El primer lema se refiere a la ciudad y manifiesta que hay una sola ciudad que volverá a ser reconstruida, aunque nadie sabía con exactitud dónde. El segundo lema manifiesta que no hay lugar a Pisco se lleve a otro lugar, muchos de sus habitantes quieren quedarse donde vivían, porque allí vivieron sus antepasados. Además con este lema reivindican muchas cosas que son originarias de Pisco, según ellos lo consideran, y entre estas cosas, destacándose de todas las demás este esta bebida de bandera del Perú que es el pisco, que se proclama abiertamente ahora que es oriundo de Pisco. Hay muchas razones de fuerza que llevan a darles la razón a los pisqueños, que en medio de su desgracia se levantan a seguir viviendo y a mostrar que son más fuertes que nunca. Desde hace ya varias semanas, el descontento de los pisqueños con el gobierno y todo lo que se refiere a al gobernante era muy fuerte, porque se hablaba de que tenía que darles una serie de beneficios por haber sido un movimiento telúrico mucho más intenso de lo que el gobierno había manifestado y no había querido reconocer la realidad para evitar darles lo que les corresponde según las normas internacionales. El sismo no fue, dicen, de grado 7.9 sino de grado 8.4 y eso supone que tienen que condonarle todas las deudas y ayudarlos por dos años con los alimentos y muchas cosas más, como construir sus casas a cuenta del estado. Es algo que el radio Orión estuvo difundiendo y fue, entre otras razones, el porqué fue clausurado esta estación, dicen los pisqueños. Lo cierto es que no he podido encontrar información que fundamente que el sismo fue 8.4 en Internet. Lo que no quiere decir que no exista, muchas ocasiones he buscado información y no la he encontrado pero sí existía. Lo del grado 8.4 no es sino un suceso anecdótico que cae en tierra fértil de gente que lo ha perdido todo y precia desesperadamente una ayuda que no les llega, aunque todos dicen que es enviada y que se les entrega. Como quiera que sea, ahora la vida se va normalizando, ajena ya al miedo producido por el terremoto y sus múltiples réplicas. Aunque muchos de ellos tienen a su familia en lugares lejanos, con otros familiares en Lima, en Chiclayo, etc., también tienen a sus familiares en La Villa donde algunos de ellos tienen casas o familiares donde cobijarse. Solamente las cabezas de familia han regresado a Pisco, algunas de esas cabezas son mujeres con sus hijos pequeños que tienen que cuidar o dar de lactar. Tienen que regresar a morar en sus casas que a pesar de estar de pie están a punto de colapsar, otros tienen que morar en los terrenos donde antes del sismo se levantaban sus casas, otros tienen que morar en los restos de paredes sin techos que aún persisten o en tiendas de campaña que pudieron obtener en un inicio. Ya no quieren irse porque el temor que esta cundiendo entre todos es el de que si se van y dejan el lugar donde vivieron, llegaran otros a invadirlos y a hacerse dueños. La municipalidad está dando certificados de posesión a todo el que lo va a solicitar y eso significa, según los pisqueños, que podrán hacerse de la propiedad de esos terrenos quienes no son los dueños. Un alumno de la Universidad Privada San Juan Bautista, que vive en Ica, donde también trabaja, tenía un terreno cercano al centro, en Pisco. Ese terreno lo dio a cuidar a una persona, y esa persona ha conseguido, en tanto damnificada, un certificado de propiedad y ya no quiere salir porque se considera dueño del terreno. Bajo las condiciones tan particulares que vive Pisco, nadie puede hacer nada para arreglar este asunto. Se cuenta por allá, que una gran parte de los terrenos que están cerca del centro, son propiedad de la Beneficencia Pública. Algunos empleados les han dicho a quienes fueron los inquilinos, que se queden, que les han de dar títulos de posesión y finalmente se quedarán con los terrenos. Y allí están ellos viviendo en la más extrema incomodidad porque hubo un tiempo en que los víveres dejaron de ser repartidos, para conseguir la propiedad de esos terrenos. Hace poco tiempo, la gente se dirigió al aeropuerto donde llegaban los aviones con los víveres y casi se produce un saqueo por la desesperación de obtener esos víveres que eran para ellos y que no se repartían sino que se guardaban con otros fines. El alcalde había desaparecido por completo de la ciudad, otros dicen que es él quien acapara los víveres que llegan para luego venderlos. Hemos podido constatar cómo la ciudad ha ido cambiando después del terremoto y de los esfuerzos que hacían los pobladores para sacar el desmonte de sus terrenos. Porque les habían dicho que no recibirían beneficio alguno si es que no sacaban ellos mismos el desmonte de sus terrenos, y así a pesar del daño que habían sufrido, ahora tenían que pagar a otros y ayudar ellos mismos para que todo el desmonte fuera sacado de sus terrenos y llevado a algún lugar fuera de la ciudad para ser botado. Y entonces, tenían que estar esperando junto a esos terrenos las carpas que les habían prometido que les darían y que no tenían cuando llegar. Las últimas noticias que he escuchado hablan de que las carpas han sido ya enviadas a la zona más perjudicada y eso lo tendremos que constatar la próxima vez que estemos por allá. Algunos profesores de la Universidad San Juan Bautista hemos estado yendo a Pisco con frecuencia, y registramos gráficamente, sobre todo, los cambios que se van produciendo y estamos tomando el testimonio de algunas personas que lo han perdido todo. Por supuesto que seguiremos yendo.

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