martes, 27 de noviembre de 2007

¡QUIERO EXISTIR!

De: Walter Saavedra - ching_tien_tao@yahoo.com
Fecha: Mar, 27 de Nov, 2007 11:58 am
Asunto: ¡QUIERO EXISTIR!

¡QUIERO EXISTIR!

Walter Saavedra

Cuando no tengo tus besos no existo. Y puedo ya decir, con la claridad que me caracteriza, desde que callo –desde que callo siempre, siempre-, que no existo desde que te conocí. ¡Tantos siglos ya han pasado desde que te vi por primera vez! ¡Tantos! No existo si no te beso. No existo… Ya no quiero verter el fluido de mi ser en los labios, que tan lindamente me aprisionan cuando te tengo cerca, cuando te tengo lejos, cuando ni siquiera piensas en mí... Sé bien que tus labios no claman por mis besos. Sé bien que tus labios jamás clamaron por mis besos… Ya no quiero verter más sueños en la cuenca fértil de tus ojos. ¡Ay tus ojos! ¿Por qué Afrodita tuvo que tener los ojos de Atena? He agotado tus ojos en la urdiembre de los dias. Cuando estoy a su lado me siento completamente diferente. Ella no se da cuenta. No se da cuenta que soy diferente a como siempre soy… ¡Aunque nunca pueda saber yo mismo cómo soy! Es su presencia la que me cambia. La que todo el tiempo me cambia. ¡Cómo quisiera que mis palabras fueran manos que se alargaran hacia su cuerpo hermoso para traerlo a mi lado! ¡Cómo quisiera ahora bailar los bailes que ya no bailo porque hace mucho tiempo que perdí la costumbre de bailarlos! Un día fuimos a bailar... y pude hacer todo tipo de piruetas en mis sueños nunca realizados. Éramos cuatro en el ruedo de dos. Cuatro éramos. Me desconecté de este mundo para estar simplemente en la danza y gozar el placer de la buena compañia. De pronto una voz me sacó de mi ensueño para hacerme ver que la realidad no es nada hermosa cuando se quiere hacerla horrible. ¡Por qué la voz tuvo que serpentear inclementemente por donde el veneno de sus cascabeles más daño hacían! Nosotros los seres humanos, con más frecuencia de lo que imaginamos, hacemos lo bello horrible simplemente para no caer en los brazos del amor, porque tenemos miedo a que, de esa manera, se nos maneje como nunca quisiéramos ser manejados. El amor es un terrible instrumento si es que no sabemos darnos cuenta de lo que significa para nosotros y nos entregamos sin medir las consecuencias a quien, posiblemente, no nos aprecia. Pero cuando se trata de alguien que también nos ama… ¿Por qué no habriamos de entregarnos plenamente? ¿Por qué? Bueno, no era tampoco horrible el momento en que me encontraba, bailando con tres chicas… muchos quisieran estar en mi lugar y yo también quería estar en mi lugar, nomás que esto nunca pudo ser posible. ¡Nunca! ¡Ay de las realidades jamás realzadas por ser simplemente sueños! Pero, ese momento que yo vivía, era... era... claro que era, no existía pero era, era realidad inexistente, pero era mi realidad… ¡Mi realidad! Me senté en las nubes de algodón que veía cruzar en el cielo cuando yo era niño y regresé a esa edad en que uno mira las alturas para gozar con lo que es hermoso y espera algun día tenerlo. Yo quería tenerla a ella pero sólo tuve nubes de algodón inexistentes. Ella se alejaba más y más de mí, hasta que se perdió por completo en la bruma de lo imposible. Intenté regresar muchas veces pero todas las ocasiones en que intenté regresar ella se perdió más rápidamente de lo que yo me tardaba en regresar, así que cuando yo llegaba, no encontraba sino el silencio de su ausencia. ¿Quién puede comprender la vida de esta manera? ¿Qué puedes hacer cuando te dicen -o ves que hacen-, algo que la realidad contradice? Soy dueño de la nada, y siendo su dueño también yo soy nada... o mejor, yo soy “Nadie”, como lo fue Ulises en su intento, exitoso, por salir con vida del momento tan cercano a la muerte en que lo sumergía la presencia de Polifemo. Soy “Nadie” cuando cuento con tu presencia esfumante. ¿Sabes qué? Siempre te he esperado, aun cuando tu ausencia fue de siglos, te esperé y tú lo sabías bien... Bien que lo sabías. Pero, no hay ninguna ausencia que a la postre no termine siendo realmente ausencia ¿o presencia? y vaya forjando con su verdad, inopinada siempre, la vida que desea, pero que ni siquiera se atreve a aceptar. ¿Para qué regresar? Si es solamente para contemplar que uno esta allí esperando y luego todo termine por alejarse como siempre se alejó desde la distancia, no tiene sentido esperar. Para esto no se precisa esperar, es algo que muchos tenemos con nosotros constantemente. ¿Para qué decir lo que ni siquiera logro escuchar? Yo no sé qué haces cuando haces lo que me imagino y eso tortura mi mente. Pero no eres mía, asi que... ¿Qué interesa lo que haces? Puedes irte con quien quieras, puedes buscar a quien quieras, puedes decirme lo que te dé la gana... Ya ni siquiera siento que todo eso es una herida que se abre cada instante que llegas simplemente para hacerme ver que te vas. Ya sé que siempre te puedes ir, porque tienes alguien que te espera. ¿El amor? ¿Ser uno un “caballero”? ¡Vamos! ¡Eso ni yo mismo me lo creo! Pregúntame por qué lo hago. Pregúntame si es que sé perfectamente que todo eso tiene un solo significado. ¡Pregúntame! La única respuesta que obtendrás será un... será un... no sé qué seré. Sí sé lo que no que será o, más bien, sé que algo ha de ser… algo. Claro, algo ha de ser. Algo ha de ser, aunque yo lo desconozco por completo. Es que, cuando uno se decide a hacer “algo”, lo hace, por más que no sepa qué es lo que ha decidido y tampoco sepa qué es lo que tiene que hacer, pero lo hace en cuanto se decide y en cuanto sepa qué es lo que ha decidido. Y, verán ustedes, yo lo he decidido ya…aunque se que es para decidir lo que jamas pense que iba a h Estoy completamente decidido. Lo quiero hacer. Hasta ahora no lo pienso porque no tengo ni idea de lo que haré. Necesito algún Faro de Alejandría que me sirva para alumbrar mi soledad incluso cuando no estoy solo. Preciso un Faro de Alejandría que me sirva para orientarme en mis mares oscuros, cuando mis olas rompen violentamente en las arenas de tu playa ausente. Necesito un Faro de Alejandría para que alumbre mi mente siempre a oscuras cuando se trata de mirar hacia donde te encuentras, incluso en el instante en que no estás. ¡No estés, por favor, sembrando oscuridad por donde voy, porque tu luz, tan intensa, me ciega de tal manera que no me deja ver nada (increíble pero cierto, ningún nictálope estuvo en esta situación). Por ello mismo, es la más negra oscuridad en la que me sumerge esa luz. ¡Su intensa luz me sumerge en la oscuridad más completa! ¡Quiero verter el fluido de mi ser en sus labios, en su cuerpo, en su mente, en su yo entero! Quiero penetrar en su alma serena. Quiero ser parte de su… de su… de su… ¡Quiero estar donde estás! Pero nunca sé dónde estás cuando te pienso. Desapareces cuando no estás, desapareces. Y, sin embargo, te tengo junto a mí para no alejarte nunca más. Ya no importa que te vayas. Ya no importa nada. Ya no importa que te vayas porque conmigo estarás incluso cuando yo mismo desaparezca. La vida me dice que no hay vida más hermosa que soñar con un sueño hermoso… como tú. Eres una simple imagen de mis días atormentados. Eres simple imagen de mis días serenos. Eres un sueño… y me has creado. ¡Me has creado! Como me has creado puedes también destruirme… ¡No me destruyas por favor! ¡Quiero existir! Quiero existir.

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