miércoles, 28 de noviembre de 2007

REFLEXIONES ¿EN UN DIALOGO CONMIGO MISMO?

De: Walter Saavedra - ching_tien_tao@yahoo.com
Fecha: Mar, 27 de Nov, 2007 9:52 pm
Asunto: REFLEXIONES ¿EN UN DIALOGO CONMIGO MISMO?

LOS ENTREMESES DEL SOL

Walter Saavedra

"Tengo (…)/ anidado en mi pecho una gran ilusión./ Nació como la yerba en el campo/ tras una llovizna/ y (...) con su destello// parece un torrente de fuego (...)// En medio de este mundo agitado/ no hay rincón más sereno." (Peke Argentina, "Para un amor imposible")

Los luceros del alba surgen en la vida de aquellos que han sabido esperarlos en la noche más oscura. Los luceros del alba no surgen para quienes están siempre bogando entre luceros y luceros anodinos, sin darse cuenta que todos ellos son habitantes de la noche y escapan apenas se acerca el día. No así el lucero del alba, que aparece justo cuando el día está cercano y permanece un buen tiempo acompañando las claridades hermosas del instante en que el sol se mece, como en una cuna sideral, en el espacio infinito de la bóveda celeste que tanto nos encanta a quienes hemos vivido observando el cielo cuando la niñez mecía nuestros sueños. Comprendamos que quien hace realidad nuestros más caros sueños no es el lucero del alba sino nosotros, nosotros mismos, que luchamos por arrebatarle al lucero del alba, la realidad de esos sueños hermosos que han hecho su nido en nuestros corazones, porque es el corazón el que sueña. Nunca he podido ver la ilusión surgiendo de los entremeses de las quejas que se vuelven postreros estertores, estertores que nos llevarán, sin comprender el significado de su acción, hacia donde descansa el sol y se mece el día en espera de su momento de aparición. Yo ya no busco reposar un momento, ahora busco que el momento repose en mí, para así descansar de todas las visiones que vienen a visitarme cuando no deseo tenerlas cerca. Que descanse de todas las visiones que vienen a visitarme cuando ningún rincón es para mí seguro. Que descanse de todas las visiones que vienen a visitarme cuando lo único que traen es incertidumbre... De esa manera se acercan mancillando la felicidad que siempre tengo, a pesar de los dolores, a pesar de las tristezas, a pesar de las pesadillas, a pesar de todo aquello de lo que el mundo huye y… yo también huyo sin poder alejarme más allá de donde siempre me encuentro. Las ilusiones perdidas siempre vienen a visitarme, -siempre, siempre-, porque quieren que en mi pecho siga viviendo el amor a la vida, y en amando a la vida se ama al ser que nos ha de acompañar en el camino postrero del mañana, que puede durar todo lo que duremos nosotros, o puede durar lo que dura un suspiro... Todo depende de quién alimenta los estertores del fracaso, de quien alimenta las danzas del triunfo. Las yerbas, oh las yerbas, aquellas que eran canciones cuando mi juventud aún cabalgaba en los caballos del viento y cuando yo podía mecerme en todos mis sueños, pues todos mis sueños sabían llegar hasta los arcoíris que se levantaban en el cielo como banderas de lucha irredenta, derramando torrentes de fuego donde el fuego dominaba. Yo podía gozar de aquel fuego que irrigaba mis sueños y hacia que fructifiquen entre árboles y ríos. ¿Sabes? Jamás pude estar cerca a los glaciales que son acompañantes perpetuas de los picos elevados de la tristeza, no pude porque los mares que me venían a visitar eran mares de fuego. Lleno de volcanes estaba mi vida. Llenos de volcanes estaban mis sueños. El fuego era parte de mí. El fuego era yo mismo. Todos mis mares tenían razones para estar donde yo estaba, porque sus olas eran yo mismo, yo era olas de fuego constante que iba y venia meciéndome en la incertidumbre del futuro, meciéndome en la cresta dominadora de todo aquello que se mueve para conquistar lo inconquistable. Es cierto que jamás fui un conquistador, pero pude conseguir aquello que más lejano estaba de mí... aunque jamás lo haya gozado. Nada es igual que ayer, nada. Yo siento que todo es diferente, como dijo Heráclito, todo cambia como las aguas de un río, y en ese río quiero navegar siendo Apsu, quiero navegar para buscar los mares más hermosos donde desembocar mis ilusiones más señeras. Yo quiero ser Apsu, dando vida a quienes se asientan en mis riveras, para enseñarles que la vida lo es todo, que el tiempo no precisa de treguas, que el tiempo es un jardín de ilusiones solamente si sabemos sembrar en él nuestros más caros deseos. ¿Cómo podrá ocultar nuestra felicidad si es en sí mismo ese jardín de ilusiones la felicidad que añoramos? ¡Ay Ganesha, que visitas mi alma, para darle sabiduría emocionada! Tú me enseñas que nada hay en la visa sin ilusión. Ilusión es la vida, ilusión es el amor, ilusiones somos cada uno de nosotros que, de esas ilusiones, devenimos realidad únicamente si sabemos enfrentar la vida con llanto, con risa, con todo aquello que forma parte de esta vida que no sabemos comprender. Ya ha dejado de ser alborotada mi alma por una sonrisa, lo quiero todo o no quiero nada. Por eso es que mis sueños difícilmente fructifican y es así que lo deseo para que nada termine haciendo un hoyo negro dentro de mi corazón que soy todo yo. Mis sueños raramente fructifican porque son frutos desde el instante mismo en que son sueños. ¿Y qué importa, finalmente, si el hoyo negro llega a mí sin darme cuenta? Tendré que luchar contra él o soportar su presencia hasta que pueda derrotar su negritud. El sol vendrá a mí cuando lo precise, vendrá traído por las olas de ese mar que me contiene, vendrá traído por ese río que soy yo, vendrá traído por mi alma que se levanta más allá de todo lo que puedo nombrar. ¿Quieres que te diga algo? Ya en mí nada es buscadora de tesoros inexistentes, ahora solamente bogo en pos de las luminosas cavidades que siembro en el devenir de mi yo expreso, ese yo que no sé dónde lo he dejado pero que encuentro en cada ser que me entrega una sonrisa, especialmente los niños, que son quienes dan las sonrisas más puras. Son ellos los que nos dan su mirada mas radiante de vida, son ellos los que emocionan los estertores ajenos a nosotros pero que siempre están en nosotros a pesar de todo el optimismo que pretendamos tener. Y buscando a los niños encontramos el sin fin de claridades que serán parte de nuestra vida en la compañía que nos dará todo lo que siempre hemos andado buscando sin buscarlo. ¿Por qué habría de quejarme de no ser comprendido? ¿Por qué? La vida es así. Muchas veces nadie comprende a nadie porque nadie se comprende a sí mismo. Es la triste realidad que oculta lo que sabemos y no queremos ver. Ya no debe haber inquietud sino esperanza a pesar de los momentos en que las pesadillas echan luces negras en medio de nuestras sonrisas que, en esos instantes, solamente atinan a esconderse para no ser liquidadas en medio de la desesperanza. ¿Por qué construyes mundos irreales? No precisas construirlos. Los mundos irreales existirán aunque tú no los construyas. ¿No te has dado cuenta? Los sueños no construyen mundos irreales. Los mundos construidos por los sueños son más reales que cualquier otro que tenga aquel que se dice ser realista y no es sino un soñador vergonzante. No vamos hacia la incertidumbre que es la vida. Estamos en la incertidumbre cuando no sabemos sino mirar hacia donde nada existe. Estamos en la incertidumbre cuando no hacemos sino mirar la desesperanza donde duerme el sol. Nosotros pretendemos quejarnos porque el sol ha muerto en los instantes en que ha desaparecido porque solamente duerme, duerme. La incertidumbre se transformará en certidumbre cuando todo llegue a ser comprendido aún cuando no pueda convertirse en certidumbre, porque así es la vida, así es la vida. La paz no la hemos de encontrar en el regazo de la tristeza que creamos artificialmente para quejarnos de aquello que nos obstinamos en vivir sin saber que hay más, mucho más que vivir que aquello que pretendemos conocer. Busca los caminos más bellos por los que debes transitar y aunque no sean sino espejismos en medio de los prados que se extienden en su verdor hacia donde nuestras ilusiones jamás se ponen, esos espejismos nos darán la vida que estamos buscando al lado de quien tendrá que ser una obstinada cazadora de espejismos, una obstinada cazadora de ilusiones, una obstinada cazadora de sueños.

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