sábado, 20 de octubre de 2007

ENTONES ME INCLINO, TE BESO Y HAY LUZ

De: Walter Saavedra - ching_tien_tao@yahoo.com
Fecha: Sáb, 20 de Oct, 2007 1:30 am
Asunto: ENTONES ME INCLINO, TE BESO Y HAY LUZ

LAS SOMBRAS DE MI ALMA…

Walter Saavedra.


“A veces presiento que mi alma está en sombras, entonces me inclino, te beso y hay luz” (Leonardo da Vinci).


Hoy entré a ver los contornos de la luna, y me he encontrado sin mí, sin mí y sin ti… He caminado buscando los senderos iluminados por las saetas del amor que no se ha realizado… ¡Cuánto adiós puede guardar una despedida! ¡Cuánto! Me extravié por los vergeles siempre floridos de la ilusión y aún no se cómo hacer para regresar a esta realidad que no conozco, que no conozco ni quiero. ¿Acaso los días deben pasar dejándonos a nosotros en el camino? Me he preguntado… me he preguntado. Y no he hallado más respuesta que el silencio de la melancolía, del destierro, de la otra cara de la luna, aquella que jamás podré ver en medio de la negrura de su voz pausada y senil. Hoy me he levantado sonriendo tristemente a aquello que viví sin saber que lo había vivido y me he mirado el rostro trastornado por la emoción de ser lo que no supe nunca… lo que aún no sé que he vivido porque todo huyó de mi memoria tan rápidamente como llegó. ¡Búscame en el ínterin de tu verdad! ¡Búscame allí donde sabes que estoy aunque no me encuentres! Sólo búscame que siempre saldré a ver las madreselvas que me hacen llegar su fragancia con la que calmo mis penurias adocenadas que durante tanto tiempo vienen a visitarme y se quedan como visitas no deseadas pero siempre presentes… siempre, hasta cuando se alejan se quedan conmigo sin poder evitar que se queden donde no estoy porque huyo raudamente, sin darme cuenta que la parálisis me impide moverme y las pesadillas que me visitan en las noches de infancia aterida me colocan un dintel que no puedo caminar, no puedo, ni siquiera para dejar mi yo, tan extraño a mí. Escúchame y deja que los latidos de mi corazón colmen de vino tu desear de hembra núbil en la majestad de tu camino hacia la luz que esparces cuando no te veo… solamente cuando no te veo, porque ya no te puedo ver ni cuando estas a mi lado… ya no puedo verte. Sé que ambos estuvimos caminando, lo sé, caminando juntos mas era un caminar dentro del espejismo que yo mismo creaba y ya no quiero crear más espejismos, ya no quiero. Pero extraño los desiertos cuando me alejo de ellos, los extraño porque veo espejismos que me hacen soñar buenamente, me hacen soñar en la belleza de la vida que surge de la esterilidad de la vida, para quienes no saben comprenderla, para quienes jamás saben verla porque las flores, la lluvia, la fragancia de la vegetación se lo impiden. ¡Aprendan a ver la belleza que surge de la esterilidad del desierto, de sus candentes arenas, de su calor sofocante, de sus espejismos engañosos! Aprendan a amar emergiendo del dolor y de la tristeza. Hoy me desperté profundamente triste y me aislé, le alejé, para que mi rabia no se expandiera en medio de la tormenta cual lluvia de relámpagos, de rayos, de truenos destruyendo todo lo que encuentra a su paso. Hoy me alejé lleno de tristeza y se que me pasará porque todo en esta vida pasa. Hoy te he visto mirarme en la distancia y sé que estás allí, lo sé bien. Deja que mi tristeza emerja nítida, límpida, pura, para poder vencerla en una lucha cuerpo a cuerpo. ¿Acaso es la vida sólo alegría y sonrisas? No, no, no. La vida también es tristeza y dolor… también la vida lo es y nosotros tenemos que saber vivirla… Tenemos que saber vivirla. ¿Me volverá la memoria de lo que antes fui o de lo que antes tenía? No lo sé. Tengo un gran dolor en el pecho y un carácter que quisiera destrozarlo todo por momentos. Sí, ya sé que peleo demasiado, lo sé, no tienes que repetírmelo aunque aún no lo hayas dicho ya no lo repitas más… Uno de estos días nadie me aguantará y tronaré… Cuando estoy en esta situación, sé que debo alejarme, por algún tiempo, empero no sé por cuánto tiempo, no lo sé. Sólo sé que debo alejarme. Sólo eso sé. A pesar de todo me siento más tranquilo… quizás nuevos horizontes enriquezcan mis sentidos, quizás me lleven hacia caminos nuevos y hermosos… aquellos que jamás conocí o que creí conocer y no conocía realmente. Hoy entré a ver los contornos ignorados de la luna y no estaba yo allí, donde debía estar, porque yo pertenezco a la luna, soy de la luna pero también estoy sin la luna… ¿Dónde estás sin mí, luna de acaramelada tersura? ¿Dónde has dejado mi hambre de saber y mi anhelo de ver y andar por los ignorados caminos que siempre recorrí una y otra vez? Tengo rabia, rabia de tantas cosas, por eso me aíslo y lloro en la soledad de mis propios caminos sembrados de espinas para que nadie sepa que he llorado con la pasión propia de quien conoce la vida, porque la ha sentido plenamente… Hoy tengo rabia de la vida porque la vida da rabia en muchas ocasiones… y no puede uno explicar las razones de estos sentimientos sin razones. La racionalidad huye de mi vera cuando me detengo a contemplar lo que dejé en medio de la distancia… ¡Ay de las tormentas atormentadas que buscan refugio en mi interior! Con la rabia que me visita en estos días, destruiré las tormentas y a los atormentados atormentadores. Hoy he visto las lágrimas salir de mi pecho, lágrimas de rabia, de impotencia, de dolor, de… de todo aquello que vive un hombre cuando ha logrado saber vivir y conocer lo que antes solamente sabía pero no conocía. Búscame he dicho, búscame. Mas yo sé que no me buscarás, lo sé bien. ¿Por qué engañarnos con lo que nos gusta engañarnos? Abramos los brazos en cruz, y dejemos que la alegría visite nuestros corazones, dejemos la tristeza y el dolor y asamos bravíamente la alegría y la felicidad. Hoy no estoy para nadie porque me tengo solamente para mí. Quiero estar conmigo… quiero estar solo, sólo conmigo en mi soledad. Ya sonrío después de escribir estar cosas absurdas que no corresponden a mí… yo no soy así, no soy así y jamás seré así. Estoy alegre viviendo mi sonrisa ampliamente esbozada en este lugar en que me encuentro que ya había perdido mientras me encontré triste, ajeno a mi propia serenidad… ¡Albricias, la vida ha venido a llenar los intersticios de mi ser entero! Compártela conmigo, compártela plenamente conmigo. Y la compartirás aunque no vengas, aunque te alejes, aunque jamás vuelva a verte, aunque jamás vuelva a verte. Tú no eres quien ha de decepcionar este texto, no lo eres… Deja que mi pensamiento vuele hacia los abismos siderales de la emoción más plena que eres tú misma. Nos vemos cuando nos encontremos… el tiempo corre y yo voy cabalgando en él para llegar más rápidamente adonde tengo que ir que eres tú… en otro lugar, en otro tiempo, en otra vida… en otro yo de mi ser entero.

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