jueves, 17 de julio de 2008

Autoridades facilitadoras

De: Rodrigo Arce Rojas - rarcerojas@yahoo.es
Fecha: Jue, 17 de Jul, 2008 5:43 am
Asunto: Autoridades facilitadoras



Estimad@s colegas:
Para reflexionar sobre el rol facilitador de autoridades, gobernantes y funcionarios.

Cordialmente,

Rodrigo

Rodrigo Arce Rojas
Gerente
Responsabilidad Socioambiental EIRL
Nazca 247, Dpto. 201, Jesus Maria
Tel. 3310091
Cel. 998761315

Autoridades facilitadoras

Por: Rodrigo Arce

El mandatario es la "Persona que, en virtud del contrato consensual llamado mandato, acepta del demandante representarlo personalmente, o la gestión o desempeño de uno o más negocios" (diccionario.com). En el régimen democrático en el que nos encontramos el soberano es el pueblo y las autoridades son depositarias de un mandato encargado por el pueblo y por tanto tienen la obligación de rendir cuentas ante la ley y ante el poder supremo que radica en la ciudadanía.

Al respecto afirma Sartori (2003) hay democracia cuando existe una sociedad abierta en la que la relación entre gobernantes y gobernados es entendida en el sentido de que el Estado está a servicio de los ciudadanos y no los ciudadanos al servicio del Estado, en la cual el gobierno existe para el pueblo y no viceversa. Este elemento conceptual clave de la democracia es fundamental para comprender las razones por las cuales podemos y debemos hablar de autoridades facilitadoras.

Lamentablemente en el país este concepto elemental de democracia es, frecuentemente, olvidado por quienes llegan al poder. Estas autoridades piensan que una vez elegidas, o nombrados en cargos de confianza, tienen toda la potestad para hacer lo que se les venga en gana e incluso caen en lo que en sociología se llama el patrimonialismo. El patrimonialismo, según el Prof. Andreas Novy de la Universidad de Economía de Viena, es la enajenación de los bienes públicos por parte de los que ejercen el poder. Estas actitudes no contribuyen a fortalecer una buena gobernabilidad entendida como estrechas relaciones que tienen que existir entre gobernantes y gobernados. Si el fin supremo es alcanzar sociedades sustentables entonces lo más lógico es administrar toda la energía cultural en sentido del buen vivir individual y colectivo respetando la naturaleza y el cosmos.

En un sentido democrático gobernar es gestionar en nombre del pueblo y para el pueblo. Desde el punto de vista de la facilitación la labor del gobernante es favorecer espacios y mecanismos para el despliegue de acuerdos sociales a través de diálogos generativos. Así mismo promover el ejercicio efectivo del derecho de participación es contribuir a la (re) definición de roles y a la redistribución del poder. En esencia la participación es gestión del poder.

Vemos entonces que el ejercicio responsable de la autoridad debería ser una oportunidad de facilitación permanente. El Presidente Regional, el alcalde y sus funcionarios como grandes facilitadores generando espacios y mecanismos para el encuentro de conocimientos, saberes, experiencias, propuestas, agendas y sentidos. Autoridades-facilitadores contribuyendo a la gobernabilidad a partir de una gestión democrática, participativa, transparente y efectiva y favoreciendo la participación y el ejercicio activo de los derechos humanos a través de mecanismos activos para el diálogo generativo y la concertación a favor de acuerdos de calidad, sostenibles y equitativos.

Este ejercicio activo de la facilitación de las autoridades, aunque no mencionen la palabra facilitación o facilitadores, tendría gran impacto en la cohesión social y la construcción del capital social factor fundamental de desarrollo. Implicaría en la generación de un clima de confianza para la comunicación asertiva y el diálogo alturado. No se trataría de que no hayan diferencias o intereses, siempre los habrán, si no más bien de administrar inteligentemente las diferentes percepciones de la realidad y la canalización de las grandes utopía individuales y colectivas. De hecho, existen líderes o animadores comunitarios, incluso algunas autoridades, que ya trabajan con el enfoque y la práctica de la facilitación aunque no lo convoquen en su discurso. Las experiencias de gobiernos locales democráticos son un ejemplo del impacto del ejercicio de la autoridad con enfoque facilitador.

Una práctica efectiva de la facilitación de autoridades democráticas tendría gran repercusión en la legitimidad de los gobiernos, en construir o institucionalizar una cultura del diálogo y la concertación. Se reduciría en gran medida los grados de conflictividad entre actores en la medida en que el diálogo sería la principal herramienta para gestionar las tensiones, inconformidades y diferencias de percepciones. Es aquí donde la interculturalidad adquiere carta de ciudadanía.

Esta es una respuesta coherente y sensata frente al mandato que reciben las autoridades para ejercer el gobierno en nombre del soberano. Es poner la gestión y la autoridad al servicio del ciudadano como corresponde a una buena definición de liderazgo de servicio. Las tentaciones autoritarias (que es una desviación del principio de autoridad) deberán ceder ante el ejercicio democrático de autoridades facilitadoras.

En esta propuesta no dejamos el ejercicio de la facilitación a un tercero sino que es la propia autoridad ejerciendo roles de facilitación. Algunos dirán que esto es una utopía, pero las utopías sirven para movilizar nuestras capacidades y recursos. Si bien es cierto que la facilitación se explica en circunstancias donde hay déficit de democracia, ciudadanía, de la buena política, el ideal es que la facilitación no exista como un fin en si mismo sino como un medio para catalizar procesos de gobernabilidad. Esperamos que cada vez haya más y más autoridades facilitadoras.

Reconocimiento: A partir de una fructífera conversación con Walter Herz

Cita bibliográfica:

Sartori, Giovanni. 2003. ¿Qué es la democracia? Taurus. México. 483 p.

Rodrigo Arce

Responsabilidad Socioambiental EIRL, rarcerojas@yahoo.es

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