De: Alvaro Pinto - alvaroipc@hotmail.com
Fecha: Sáb, 27 de Sep, 2008 6:07 pm
Asunto: Oligofrenia, desvergüenza, cvr... lo de siempre (Correo-Andrés Bedoya)
www.correoperu.com.pe/lima_columnistas.php?id=75690&ed=14
27 de Setiembre de 2008
Oligofrenia, desvergüenza, cvr... lo de siempre
Ese esperpento llamado Congreso de la República ha constituido una comisión para redactar la nueva Ley General del Trabajo (LGT). Uno supondría que, ahora sí, podremos detectar visos de inteligencia en esa agrupación. Craso error.
Ocurre que el presidente de esa comisión, un upepiento llamado José Saldaña, ha declarado que sería ideal que haya estabilidad laboral absoluta. Este tal Saldaña -que salió de congresista por la gracia de dios- obviamente nunca leyó a mi autora favorita, Ayn Rand. Reproduzco a continuación un párrafo de su novela La Rebelión de Atlas, escrita a fines de la década de los cuarenta, cuando nadie sabía de la existencia de un lugar llamado perú (Y es que no tiene sentido llenarse la cabeza de inutilidades y tonterías). Dice así, su personaje Eddie Willers:
Otros pertenecen a esa clase de inmundicia que nunca creí que existiera, que como saben que no podemos despedirlos una vez que han ingresado a la empresa, en cuanto se los contrata y se conviene su salario, nos demuestran claramente su escasa intención de trabajar. Son del tipo de los que aceptan las cosas como están y disfrutan con la situación actual. ¿Puede imaginar que existan personas a quienes les guste esto? Pues sí, existen... Por mi parte, no estoy muy seguro de lo que nos sucede. Desde luego es una realidad, pero no puedo creerla, sigo pensando que la locura es un estado en que se pierde la noción de la realidad. Bien, lo que está pasando es tan absurdo, que si lo admitiera me estaría volviendo loco, ¿no le parece?
Tiene razón Ayn Rand. Es probable que estemos en manos de locos, aunque la declaración del Saldaña ese también podría ser la reacción típica del parásito, del comunista, del upepiento (la misma excreta en diferente color de papel higiénico). Ayn Rand los describe mucho mejor a continuación:
Son el símbolo de la idea de que la necesidad, y no el logro, es la fuente de todo derecho, de que no tenemos que producir sino sólo necesitar, de que no es lo ganado lo que nos pertenece, sino aquello que no hemos ganado (...) La justificación de los seres mediocres que, incapaces de ganarse el sustento, exigen el poder para disponer de la propiedad de los mejores, proclamando su voluntad de dedicar la vida a los que están por debajo de ellos, al precio de robar a quienes están por encima. Es esta criatura la más corrupta de todas, el doble parásito que vive de las llagas del pobre y de la sangre del rico.
Rand considera sin tapujos a los socialistas y los adjetiva de pandilleros y asaltantes. Y estoy absolutamente de acuerdo. Si no, miren nomás al rey de los trabajadores, al sujeto ese que convoca a docenas (que no más) de desadaptados, ignorantes y subnormales para que se dediquen a la quema de llantas, saqueo y asaltos. Me refiero al conocidísimo Mario Billy the Kid Huamán, el delincuente (declarado así por un juez) condenado por un magistrado cobarde a una pena ridícula, y que absolutamente borracho, drogado y armado, mató de un balazo a su propio cuñado, dizque de casualidad. ¡Qué bonita familia! ¡Qué maravilloso paradigma de lo que es el sindicalismo!
Y, obviamente, los mal llamados otorongos (que no son más que alimañas, sabandijas y gusarapos), van a analizar esto de la estabilidad laboral absoluta. ¿Qué coño hay que analizar? Si ese absurdo toma cuerpo y resucita, las inversiones en el país y la actividad privada quedarán instantáneamente liquidadas, exactamente como el en primer gobierno de Alan y en la época de los militarejos ladrones de Velasco.
La estabilidad laboral permanente es el arma preferida -y la más letal- que los comunistas utilizarán como puntillazo final para acabar con esta cosa llamada país y convertirlo en una hacienda de esclavos similar a Cuba. Lo malo es que si nos tornamos en balseros nunca podremos pasar más allá de la isla San Lorenzo.
¿Y la C.V.R.?
Bueno, hace poco se ha festejado o conmemorado el día en que la Comisión de la Venganza y la Reinstauración del Terrorismo vomitó su famoso informe final, la más completa colección de mentiras desde la Biblia. Esta Comisión -que falleció el mismo día en que evacuó por el ano esa fábula- se niega a morir. ¿Cuántas veces más tendremos que festejar el advenimiento de esa cagada? ¿Estaremos ad portas de una nueva Natividad, del nacimiento de otra leyenda?
Eso quisieran. Lo que pasa es que el socialismo es como la peste bubónica. Se manifiesta a través de malolientes chupos, de nauseabundas llagas. La CVR y gran parte de la oenegés son las bubas del comunismo. Hay que atacarlas a fondo y sin asco.
En mi próximo artículo les voy a recordar el prontuario de los miembros de la fenecida, exangüe, vaporizada y exánime CVR para que nunca los olviden... y para que nunca vuelvan a existir.
Hasta más vernos.
Andrés Bedoya Ugarteche
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