viernes, 22 de agosto de 2008

‘LA REINA DESNUDA’ COMUNIDADES INDÍGENAS (AGUARUNAS Y HUAMBISAS) JJGK-CORREO

De: Alvaro Pinto - alvaroipc@hotmail.com
Fecha: Vie, 22 de Ago, 2008 6:31 am
Asunto: La Reina desnuda (JJGK-Correo)

www.correoperu.com.pe/lima_columnistas.php?id=73727&ed=14

La Reina desnuda
Como en el cuento de Hans Christian Andersen, las comunidades indígenas (aguarunas y huambisas) han desnudado la realidad de nuestra democracia: la fuerza no recae en la mayoría, sino en la falta de institucionalidad y en quien sepa hacer debido uso –para bien o para mal– de la misma.
La tragedia de la –bien llamada– Ley de la Selva se resume en un sencillo ejercicio democrático: otorgar a la mayoría de los comuneros la capacidad de decisión sobre el destino de sus tierras y recursos. Es decir, la ley pretendía entregar un derecho a los indígenas que el resto de peruanos ya disfrutamos: la capacidad de convivir bajo el sistema democrático, uno en el que la mayoría (cincuenta por ciento más uno) elige su destino.
Los indígenas, guiados de las narices por los –mal llamados– nacionalistas, se rebelan frente a la norma, dado que la misma implicaría que los poderes económicos los desplacen de sus tierras. Sin ir muy lejos, Santiago Pedraglio –en reciente columna– enfatiza dicha posición: El temor de los comuneros es simple: el poder económico de esas empresas es lo suficientemente grande como para conquistar discutibles mayorías que den luz verde a la venta de tierras. Esto traería graves consecuencias para los pueblos nativos, cuyos territorios son básicos para su supervivencia como tales. Otro pensador social afirma con igual determinación: la selva se enciende –y con razón–.
Así las cosas, habría que plantear una cuestión muy sencilla: ¿No es ese el objetivo de la democracia? Me refiero, a que la mayoría decida, a que se aplique el famoso axioma matemático de la democracia con el que nos vapulean día a día bajo el paraguas de la justicia social (50% + 1% = 100%; 50% - 1% = 0%).
¿Y qué sucedería si la mayoría de las comunidades quisiera conceder, alquilar, vender o realizar un joint venture con una gigante petrolera en una zona de la Selva? ¿Ahí sí la mayoría estaría equivocada? Es decir, ¿puede –a partir de la fecha– la minoría imponerse a la mayoría cuando un grupo de fortachones se aprovecha y se arropa el nombre de la mayoría?
Quedan claras dos cosas: Todos estos demócratas siguen siendo los mismos que acompañaron a Velasco en su comunistoide y expropiatoria travesía; no creen en la democracia porque no la entienden en primer lugar. Luego, que la democracia es un sistema endeble en parajes como el nuestro; empero, siendo un sistema perfectible, es el mejor que existe, y –por lo tanto– debemos tratar de incorporar al sistema al resto de peruanos.
Juan José Garrido Koechlin
22 de Agosto de 2008

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